Obispo
titular de La Rioja-Argentina
ORACIÓN DE NOCHEBUENA
Señor...
yo te pido esta noche,
que nos des a cada uno de nosotros,
valentía, coraje y decisión.
Porque
hay muchas cosas por hacer
casas
dignas para tanos que son tus hijos,
hay
que hacer y buscar fuentes de trabajo
porque
no hay pan.
Hay
que buscar, no sé cuántas soluciones,
para
curar las enfermedades,
y hay
que solucionar los problemas
de la
educación y el descanso.
Cuántas
cosas
te
tendría que pedir esta noche!!
Señor,
yo te pido por mí mismo,
una
cosa fundamental:
que
me hagas fiel,
que
no me canse nunca
de
pronunciar tu nombre.
Y
caminar con mi pueblo,
ayudándole
a que todos pechemos juntos.
Amén
ORACIÓN
DE MI SACERDOCIO
Siento
que mi tierra, dolorida y
esperanzada,
reza y canta
con
su historia, vida y mensaje...
Peregrina
conmigo, en mi carne y
en mi
sangre,
me
parece escucharla con su chaya.
En
esta Roma pecadora y fiel,
un
día floreció en mí una Unción...
"Sacerdote
para siempre"
me
dijiste entonces, Señor.
Veinticinco
años vividos por esos caminos
de
Dios,
con
mañanas de Pascua y tardes de dolor,
con
fidelidades de hijo y debilidades
de
pecador,
con
las manos metidas en la tierra
del
hombre...
de
este pueblo tuyo que me entregaste,
Señor.
Mi
vida fue como el arroyo...
anunciar
el aleluya a los pobres
y
pulirse en el interior;
canto
rodado con el pueblo
y
silencios de "encuentros"...
contigo...
solo... Señor.
Mi
vida fue como el sauzal...
pegadita
junto al Río
para
dar sombra nomás.
Mi
vida fue como el camino...
pegadita
al arenal
para
que la transite la gente
pensando:
"Hay que seguir
andando
nomás".
Mi
vida fue como el cardón...
sacudida
por los vientos
y
agarrada a Tí, Señor;
vigía
en noches de estrellas
para
susurrarle a cada hombre:
"Cuando
la vida se esconde entre espinas,
siempre
florece una flor".
Mi
vida canta hoy dichosa a Ti, Señor...
Es
misterio que se hizo camino
ya
andado un buen trecho, Señor...
Mesa
que acoge y celebra
los
racimos ya maduros
que
tu Sangre fecundó.
Todo
esto soy yo, Señor...
un
poco de tierra y un Tabor,
veinticinco
años de carne ungida
con
un Cayado, un pueblo y una Misión.
Hoy
la tumba de Pedro es la Mesa
de
esta Eucaristía, Señor...
en
mis manos renace, como entonces,
la
Nueva Carne del Amor.
Pablo,
tu Vicario, me sale al encuentro
como
un hermano mayor...
Me
dice al oído: "Hermano,
confirmo
tu Fe y tu Misión,
recibe
el ósculo de la paz
y
lleva a tu pueblo mi bendición".
Y...
mientras se encienden las estrellas...
allá,
lejos, sigue floreciendo el amor.
Por
este Sacerdocio tuyo,
que
es mio y de tu pueblo,
muchas
gracias, Señor.
Es
hora que me despida
de
esta Roma que me ungió,
con
un Credo agradecido
a la
Iglesia que me engendró
y con
la esperanza de María,
¡hasta
La Rioja, Señor!
La
Patria está gestando un hijo
con
sangre y con dolor...
Lloran
los atardeceres
esperando
que el hijo nazca
sin
odios y con amor.
Mi
tierra está preñada de vida
en
esta noche de dolor,
esperando
que despunte el alba
con
un hombre nuevo, Señor.
Misa
de Nochebuena
La
Rioja 1971
A LA
RIOJA QUERENDONA
En
cada chaya escondes tu dolor hecho harina y albahaca...
los
del puerto te han amordazado para que no grites...
ya
tus tientos se cortan y caen tus machetes;
solo te
quedan ranchos tristes...
y
tierra caliente.
Los
de afuera, Chango, te han robao´ las vacas;
tu
Tata ha quedao´ solo... y la Mama un recuerdo;
el
Estargidio se fue lejos, a juntar petróleo
allá
en Comodoro... rumiando nostalgias.
Y a
la Rita la llevó el patrón para que lo comediera,
dicen
que en Buenos Aires donde todo es mentira;
tiene
que hacer de todo, aunque no lo pueda,
total
es riojana, lo mismo que... ¡nada!
Pero
el sol está sangrando
allá
en Los Mogotes,
y en
La Cueva de adentro se oyen galopes;
se
acercan pasos por los caminos llaneros
y El
Chacho amanece con sus montoneros.
Y por
La Quebrada
que
le dicen de Chusquis
unos
lloros del cerro se gritan contentos;
hay
olor a racimos y a vino nuevo,
y Don
Aurelio ya calienta la pava en el fuego.
¿Por
qué no quieren que diga lo que siento...
es
que es mentira hablar del silencio...
no
escuchan el grito de los de tierra adentro?
Somos,
nosotros, porteños...
es
fiero ¡si vieran lo que yo siento!
Quebradas
y llanos... cansados y sedientos...
el
alero del rancho se lo llevó el viento,
dicen
que anoche silbando el silencio...
¿No
escuchan el grito de los de tierra adentro?
EL
HOMBRE PROYECTO DE PUEBLO
Mezcla
de tierra y de cielo,
proyecto
de humano y divino...
que
en cada hombre se hace rostro
y su
historia se hace pueblo.
Es
barro que busca la Vida,
es
agua que mezcla lo Nuevo,
amor
que se hace esperanza
en
cada dolor del pueblo.
El
pan que en el horno florece...
¡Es
para todos, amigos!
Nadie
se sienta más hombre,
la
vida se vive en el pueblo.
Porque
el proyecto se hace silencio,
porque
la vida se hace rezo,
porque
el hombre se hace encuentro
en
cada historia de pueblo.
Déjenme
que les cuente
lo
que me quema por dentro;
el Amor
que se hizo carne
con
chayas y dolor de pueblo.
¿Saben?
Lo aprendí junto al silencio...
Dios
es trino y es uno,
es
vida de Tres y un encuentro...
aquí
la historia es camino
y el
hombre siempre un proyecto.
ANIVERSARIO
DE UNA UNCIÓN
Un
gesto maduró el Misterio en un hombre
y
ungió una vida para una misión;
un
Cayado y un Libro iluminaron el camino
para
que un pueblo encontrara el Amor.
Fueron
jornadas con sabor a Cruz,
fueron
racimos maduros para Tí, Señor.
La
Unción se hizo Misterio
en la
Carne y en la Sangre de Dios.
El
Cayado animó la marcha,
el
Libro encendió la Luz,
las
manos abrieron los surcos
para
el hombre necesitado de amor.
¡Doce
jornadas... son tuyas, Señor!
Me
llamaste para que fuera testigo...
soy
débil, soy pobre y con temor.
Tú me
dices: "¡No temas!... mi amor te ungió;
no es
tuyo lo que llevas... apura la marcha...
te
basta mi Palabra... lo demás es ilusión".
También
Felipe y Juan, Pedro y Pablo,
aprendieron
que el llamado es Misterio,
es
muerte, es vida y es misión...
para
que en Tí el pueblo encontrara el camino,
en tu
Cayado, en tu Libro y en tu Unción.
Y
mientras se duerme la tarde de esta jornada
y se
perfuma de aceite todo esto que soy yo...
por
el Cayado, por el Libro y por la Unción,
déjame
que te lo diga: ¡Muchas gracias, Señor!
12 de
mayo de 1973
en el
duodécimo aniversario
de mi
Consagración Episcopal
versos
inspirados al despuntar el
amanecer
de este día
AL
CARDÓN
Silencioso
vigía de cerros,
amigo
del hombre de mi tierra,
envuelto
de esperanza sufriente,
canto
florecido en mi guitarra.
El
viento se hace música en tu cruz,
el
silencio se hace amigo de tu flor,
los
cerros te cuidan por la noche
y el
coplero te arrebata tu canción.
Te
siento cerca, hermano cardón,
me
cuentas las cuitas del hombre
que
solitario madura su dolor...
el
silencio se esconde en tus fibras
cuando
siento arrancarte tu amor.
TINKUNACO
RIOJANO
Ya se
oyen galopes en la quebrada
del
cerro,
las
cajas peregrinan una marcha de
encuentro
y en
Las Padercitas un fraile prepara
la
Pascua
para
la raza india, americana y diaguita.
Un
niño vestido con la carne nuestra
es
encuentro de cielo y de Mama tierra;
los
cerros le cantan con voces de estrellas
y en
La Quebrada, cuajada de flor,
una
Luz se hace huella.
La
caja diaguita cargada de penas
galopa
en el tiempo cantando la chaya,
llenita
de harina, llenita de albahaca,
con
color de vino y coraje de guapa.
Ya
son las doce con rumbos de encuentro,
los
"Aillis" ya llegan en el filo del tiempo,
y al
Niño vestido con carne de pueblo
lo
adoran los "Alfereces" en la Casa
de
Gobierno.
Incienso
y silencio se queman en la calle.
No es
farsa... mito... recuerdo... es mensaje
con
gritos de penas y esperanzas de sangre...
así
reza la caja del "Inca" que de nuevo sale.
Porque
el Santo lo espera con carne
de
pueblo,
la
misma del Niño que viene de "Alcalde".
Y
cuando la campana canta el Tinkunaco
grande,
La
Rioja florece en historia, vida y mensaje.
18 de
febrero de 1973
CANTO A
LA LUZ
Voy
buscando una luz en el cerro...
con
senderos... silbidos... silencios
mi guitarra
sueña un encuentro
en
cada piedra preñada del eco.
Llora
el algarrobo su secreto,
me
cuenta el arroyo su pena...
la
vida madura en la cuesta,
la
esperanza termina en el cerro.
Andar
y andar... me grita el arroyo;
el
sol ya calienta... ¡qué dura es la cuesta!
Arriero
amigo, camina hasta el cerro
hay
música en la pirca... ecos de fiesta.
La
luz hace día el sendero,
música
y canto el lamento,
la
marcha se convierte en término...
hay
un abrazo en la punta del cerro.
El
valle está preñado de luz
con
rumbos de marcha hacia el cerro
cara
pirca es una meta
y la
tranquera un encuentro.
La
luz se esconde en el cardón,
la
quebrada es su misterio,
el
silencio es fecundo en el cerro,
el
agua canto en el encuentro.
Hay
una tranquera abierta
en
cada punta del cerro,
la
luz se hace silencio,
la
marcha acaba su término.
Cada
valle es un misterio
y
cada marcha un despego
el
arriero silba en el monte,
la
luz le sale al encuentro.
¡Aleluya!
cantan los cerros.
¡Aleluya!
canta el arriero.
La
luz se hace silencio
con
música de cencerros.
Enero
de 1968
Junto
a los cerros de Calmayo (Córdoba)
DESOVILLANDO
A MI PUEBLO
Honduras
de quebradas y silencios,
arenales
sedientos y bravíos,
cardonales
vigías en horizontes,
lloros
de cerros escondidos...
así
es el alma de mi pueblo.
Promesante
con fe de peregrino,
caminante
incansable de recuerdos,
alforja
cargada de esperanzas,
con el
ritmo del tun-tun de las cajas...
así es
el alma de mi pueblo.
Enrique
Angelelli
Una
definición de lo que, para él, era el pueblo riojano
Obispo titular de La Rioja-Argentina
Córdoba, 1923 – La Rioja, 1976
ORACIÓN DE NOCHEBUENA
Señor...
yo te pido esta noche,
que nos des a cada uno de nosotros,
valentía, coraje y decisión.
Porque hay muchas cosas por hacer
casas dignas para tanos que son tus hijos,
hay que hacer y buscar fuentes de trabajo
porque no hay pan.
Hay que buscar, no sé cuántas soluciones,
para curar las enfermedades,
y hay que solucionar los problemas
de la educación y el descanso.
Cuántas cosas
te tendría que pedir esta noche!!
Señor, yo te pido por mí mismo,
una cosa fundamental:
que me hagas fiel,
que no me canse nunca
de pronunciar tu nombre.
Y caminar con mi pueblo,
ayudándole a que todos pechemos juntos.
Amén
ORACIÓN DE MI SACERDOCIO
Siento que mi tierra, dolorida y
esperanzada, reza y canta
con su historia, vida y mensaje...
Peregrina conmigo, en mi carne y
en mi sangre,
me parece escucharla con su chaya.
En esta Roma pecadora y fiel,
un día floreció en mí una Unción...
"Sacerdote para siempre"
me dijiste entonces, Señor.
Veinticinco años vividos por esos caminos
de Dios,
con mañanas de Pascua y tardes de dolor,
con fidelidades de hijo y debilidades
de pecador,
con las manos metidas en la tierra
del hombre...
de este pueblo tuyo que me entregaste,
Señor.
Mi vida fue como el arroyo...
anunciar el aleluya a los pobres
y pulirse en el interior;
canto rodado con el pueblo
y silencios de "encuentros"...
contigo... solo... Señor.
Mi vida fue como el sauzal...
pegadita junto al Río
para dar sombra nomás.
Mi vida fue como el camino...
pegadita al arenal
para que la transite la gente
pensando: "Hay que seguir
andando nomás".
Mi vida fue como el cardón...
sacudida por los vientos
y agarrada a Tí, Señor;
vigía en noches de estrellas
para susurrarle a cada hombre:
"Cuando la vida se esconde entre espinas,
siempre florece una flor".
Mi vida canta hoy dichosa a Ti, Señor...
Es misterio que se hizo camino
ya andado un buen trecho, Señor...
Mesa que acoge y celebra
los racimos ya maduros
que tu Sangre fecundó.
Todo esto soy yo, Señor...
un poco de tierra y un Tabor,
veinticinco años de carne ungida
con un Cayado, un pueblo y una Misión.
Hoy la tumba de Pedro es la Mesa
de esta Eucaristía, Señor...
en mis manos renace, como entonces,
la Nueva Carne del Amor.
Pablo, tu Vicario, me sale al encuentro
como un hermano mayor...
Me dice al oído: "Hermano,
confirmo tu Fe y tu Misión,
recibe el ósculo de la paz
y lleva a tu pueblo mi bendición".
Y... mientras se encienden las estrellas...
allá, lejos, sigue floreciendo el amor.
Por este Sacerdocio tuyo,
que es mio y de tu pueblo,
muchas gracias, Señor.
Es hora que me despida
de esta Roma que me ungió,
con un Credo agradecido
a la Iglesia que me engendró
y con la esperanza de María,
¡hasta La Rioja, Señor!
La Patria está gestando un hijo
con sangre y con dolor...
Lloran los atardeceres
esperando que el hijo nazca
sin odios y con amor.
Mi tierra está preñada de vida
en esta noche de dolor,
esperando que despunte el alba
con un hombre nuevo, Señor.
Misa de Nochebuena
La Rioja 1971
A LA RIOJA QUERENDONA
En cada chaya escondes tu dolor hecho harina y albahaca...
los del puerto te han amordazado para que no grites...
ya tus tientos se cortan y caen tus machetes;
solo te quedan ranchos tristes...
y tierra caliente.
Los de afuera, Chango, te han robao´ las vacas;
tu Tata ha quedao´ solo... y la Mama un recuerdo;
el Estargidio se fue lejos, a juntar petróleo
allá en Comodoro... rumiando nostalgias.
Y a la Rita la llevó el patrón para que lo comediera,
dicen que en Buenos Aires donde todo es mentira;
tiene que hacer de todo, aunque no lo pueda,
total es riojana, lo mismo que... ¡nada!
Pero el sol está sangrando
allá en Los Mogotes,
y en La Cueva de adentro se oyen galopes;
se acercan pasos por los caminos llaneros
y El Chacho amanece con sus montoneros.
Y por La Quebrada
que le dicen de Chusquis
unos lloros del cerro se gritan contentos;
hay olor a racimos y a vino nuevo,
y Don Aurelio ya calienta la pava en el fuego.
¿Por qué no quieren que diga lo que siento...
es que es mentira hablar del silencio...
no escuchan el grito de los de tierra adentro?
Somos, nosotros, porteños...
es fiero ¡si vieran lo que yo siento!
Quebradas y llanos... cansados y sedientos...
el alero del rancho se lo llevó el viento,
dicen que anoche silbando el silencio...
¿No escuchan el grito de los de tierra adentro?
EL HOMBRE PROYECTO DE PUEBLO
Mezcla de tierra y de cielo,
proyecto de humano y divino...
que en cada hombre se hace rostro
y su historia se hace pueblo.
Es barro que busca la Vida,
es agua que mezcla lo Nuevo,
amor que se hace esperanza
en cada dolor del pueblo.
El pan que en el horno florece...
¡Es para todos, amigos!
Nadie se sienta más hombre,
la vida se vive en el pueblo.
Porque el proyecto se hace silencio,
porque la vida se hace rezo,
porque el hombre se hace encuentro
en cada historia de pueblo.
Déjenme que les cuente
lo que me quema por dentro;
el Amor que se hizo carne
con chayas y dolor de pueblo.
¿Saben? Lo aprendí junto al silencio...
Dios es trino y es uno,
es vida de Tres y un encuentro...
aquí la historia es camino
y el hombre siempre un proyecto.
AL REACCIONARIO
¡Amigo! un crepúsculo enrojecido te envuelve
y la noche peregrina tu existencia,
el miedo resquebraja tu esperanza
y la oscuridad se hace sangre en tus venas.
¿Por qué hieres al hermano y calumnias...
por qué manchas, envileces y persigues?
¡Advierte! no eres pasado sino historia,
eres proyecto y siempre mensaje,
pueblo que camina y no desierto,
agua que canta y no estanque.
No te quedes solo, porque envejeces;
escucha la Fuerza de lo que no muere...
es El... de ayer, de hoy y de siempre.
¡Advierte! no eres pasado sino historia,
agua que canta y no estanque.
ANIVERSARIO DE UNA UNCIÓN
Un gesto maduró el Misterio en un hombre
y ungió una vida para una misión;
un Cayado y un Libro iluminaron el camino
para que un pueblo encontrara el Amor.
Fueron jornadas con sabor a Cruz,
fueron racimos maduros para Tí, Señor.
La Unción se hizo Misterio
en la Carne y en la Sangre de Dios.
El Cayado animó la marcha,
el Libro encendió la Luz,
las manos abrieron los surcos
para el hombre necesitado de amor.
¡Doce jornadas... son tuyas, Señor!
Me llamaste para que fuera testigo...
soy débil, soy pobre y con temor.
Tú me dices: "¡No temas!... mi amor te ungió;
no es tuyo lo que llevas... apura la marcha...
te basta mi Palabra... lo demás es ilusión".
También Felipe y Juan, Pedro y Pablo,
aprendieron que el llamado es Misterio,
es muerte, es vida y es misión...
para que en Tí el pueblo encontrara el camino,
en tu Cayado, en tu Libro y en tu Unción.
Y mientras se duerme la tarde de esta jornada
y se perfuma de aceite todo esto que soy yo...
por el Cayado, por el Libro y por la Unción,
déjame que te lo diga: ¡Muchas gracias, Señor!
12 de mayo de 1973
en el duodécimo aniversario
de mi Consagración Episcopal
versos inspirados al despuntar el
amanecer de este día
AL CARDÓN
Silencioso vigía de cerros,
amigo del hombre de mi tierra,
envuelto de esperanza sufriente,
canto florecido en mi guitarra.
El viento se hace música en tu cruz,
el silencio se hace amigo de tu flor,
los cerros te cuidan por la noche
y el coplero te arrebata tu canción.
Te siento cerca, hermano cardón,
me cuentas las cuitas del hombre
que solitario madura su dolor...
el silencio se esconde en tus fibras
cuando siento arrancarte tu amor.
TINKUNACO RIOJANO
Ya se oyen galopes en la quebrada
del cerro,
las cajas peregrinan una marcha de
encuentro
y en Las Padercitas un fraile prepara
la Pascua
para la raza india, americana y diaguita.
Un niño vestido con la carne nuestra
es encuentro de cielo y de Mama tierra;
los cerros le cantan con voces de estrellas
y en La Quebrada, cuajada de flor,
una Luz se hace huella.
La caja diaguita cargada de penas
galopa en el tiempo cantando la chaya,
llenita de harina, llenita de albahaca,
con color de vino y coraje de guapa.
Ya son las doce con rumbos de encuentro,
los "Aillis" ya llegan en el filo del tiempo,
y al Niño vestido con carne de pueblo
lo adoran los "Alfereces" en la Casa
de Gobierno.
Incienso y silencio se queman en la calle.
No es farsa... mito... recuerdo... es mensaje
con gritos de penas y esperanzas de sangre...
así reza la caja del "Inca" que de nuevo sale.
Porque el Santo lo espera con carne
de pueblo,
la misma del Niño que viene de "Alcalde".
Y cuando la campana canta el Tinkunaco
grande,
La Rioja florece en historia, vida y mensaje.
18 de febrero de 1973
CANTO A LA LUZ
Voy buscando una luz en el cerro...
con senderos... silbidos... silencios
mi guitarra sueña un encuentro
en cada piedra preñada del eco.
Llora el algarrobo su secreto,
me cuenta el arroyo su pena...
la vida madura en la cuesta,
la esperanza termina en el cerro.
Andar y andar... me grita el arroyo;
el sol ya calienta... ¡qué dura es la cuesta!
Arriero amigo, camina hasta el cerro
hay música en la pirca... ecos de fiesta.
La luz hace día el sendero,
música y canto el lamento,
la marcha se convierte en término...
hay un abrazo en la punta del cerro.
El valle está preñado de luz
con rumbos de marcha hacia el cerro
cara pirca es una meta
y la tranquera un encuentro.
La luz se esconde en el cardón,
la quebrada es su misterio,
el silencio es fecundo en el cerro,
el agua canto en el encuentro.
Hay una tranquera abierta
en cada punta del cerro,
la luz se hace silencio,
la marcha acaba su término.
Cada valle es un misterio
y cada marcha un despego
el arriero silba en el monte,
la luz le sale al encuentro.
¡Aleluya! cantan los cerros.
¡Aleluya! canta el arriero.
La luz se hace silencio
con música de cencerros.
Enero de 1968
Junto a los cerros de Calmayo (Córdoba)
DESOVILLANDO A MI PUEBLO
Honduras de quebradas y silencios,
arenales sedientos y bravíos,
cardonales vigías en horizontes,
lloros de cerros escondidos...
así es el alma de mi pueblo.
Promesante
con fe de peregrino,
caminante
incansable de recuerdos,
alforja
cargada de esperanzas,
con el
ritmo del tun-tun de las cajas...
así es
el alma de mi pueblo.
Enrique
Angelelli
Una
definición de lo que, para él, era el pueblo riojano
http:// www.laopiniondelagente.com. ar/ opinion.asp?id=2262&nombre_ tema=Arte+y+Cultura&id_sub tema=44&nombre_subtema=Poe s%EDa
Enrique Angelellii cuyo nombre completo era Enrique
Ángel Angelelli Carletti, fue
un obispo católico argentino. Fue Padre conciliar en el Concilio Vaticano II, durante el cual apoyó públicamente las
posiciones renovadoras. Fue designado obispo de la diócesis de
La Rioja (Dioecesis
Rioiensis) el 3 de julio de 1968.1 La diócesis incrementó
significativamente el número de sus sacerdotes y de parroquias durante su
ministerio episcopal. Caracterizado por su fuerte
compromiso social, formó parte del grupo de obispos que enfrentó a la dictadura
militar iniciada en la Argentina en 1976, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional. De su muerte, acaecida en ese mismo año y
presentada por las autoridades militares como accidente automovilístico,
existen sospechas de que se trató de un asesinato encubierto. El 4 de agosto de
2006, al cumplirse 30 años de su muerte, el entonces presidente de laConferencia Episcopal Argentina Jorge Bergoglio, luego papa Francisco,
señaló en una homilía en la catedral de La Rioja que monseñor Enrique Angelelli
«recibía pedradas por predicar el Evangelio y derramó su sangre por ello»
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