MÁRIO QUINTANA


Alegrete-Brasil 1906-Porto Alegre, 1994


SEGUNDA CANCIÓN DE MUY LEJOS

Había un corredor que hacía ángulo:
Un misterio encanalando con otro misterio, en lo oscuro...
Pero vamos a cerrar los ojos
Y pensar en una otra cosa...

Vamos a oír el ruido cantado, el ruido arrastrado por las corrientes en el aljibe,
Empujando el agua fresca y profunda.
Había en el arco del aljibe trepadoras trémulas.
Nosotros nos inclinábamos en el borde, gritando los nombres de unos y otros,
Y allá adentro las palabras resonaban fuertes, cavernosas como voces de león.
Nosotros éramos cuatro, una prima, dos negrillos y yo.
Había azulejos relucientes, el muro del huerto pequeño,1 que limitaba el mundo,
Una pianeira2 enorme y, siempre y cada vez más, los grillos y las estrellas...

Había todos los ruidos, todas las voces de aquellos tiempos...
Las lindas y absurdas cantigas, tía Tula regañando a los cachorros,
El chillar de las teteras...
¿Dónde andará ahora el pince-nez3 de tía Tula
Que ella no hallaba nunca?
La pobre no llegó a terminar la Toutinegre del Molino,
¡Que salía en folletín en el Correo del Pueblo!...
La última vez que la vi, ella ya doblando aquel corredor oscuro.
Ya encogida, pequeñísima, humilde. Sus pasos no hacían ruido.
¡Y ella no se volteó para atrás!

Quintal: jardín junto a una casa o huerto pequeño. 
Pianeira: nombre vulgar de unos cuantos árboles brasileños.
En francés en el original: anteojos, quevedos.
Novela del escritor francés Emile Richebourg, publicada en dos volúmenes en 1896.

DE LA PRIMERA VEZ QUE ME ASESINARON

De la vez primera en que me asesinaron
Perdí una manera de sonreír que yo tenía...
Después, de cada vez que me mataron
Fueron llevando cualquier cosa mía...

Y hoy, de mis dos cadáveres, yo soy
El más desnudo, el que no tiene más nada...
Arde un cabo de vela, amarillento...
¡Como el único bien que me quedó!

¡Vengan, cuervos, chacales, ladrones de camino!
¡Ah! De esta mano, avaramente adunca,
¡Nadie ha de arrancarme la luz sagrada!

¡Aves de noche! ¡Alas de horror! ¡Volitad!
¡Que la luz, trémula y triste como un ay,
La luz de los muertos no se apague nunca!

CANCIÓN DE AMOR IMPREVISTO

Yo soy un hombre cerrado.
El mundo me tornó egoísta y malo.
Y mi poesía es un vicio triste,
Desesperado y solitario
Que yo hago todo por disimular.

Mas tú apareciste con tu boca fresca de madrugada,
Con tu paso leve,
Con esos tus cabellos...

Y el hombre taciturno quedó inmóvil, sin comprender nada, en una alegría atónita...
¡La súbita, la dolorosa alegría de un espantajo inútil
Adonde vienen a posarse los pajarillos!

EL TIEMPO

El despertador es un objeto abyecto.
En él mora el Tiempo. El Tiempo no puede vivir sin nosotros, para no parar.
Y todas las mañanas nos llama frenéticamente como un viejo paralítico que toca la campana atroz.
Nosotros
Es que vamos empujando, día a día, su silla de ruedas.
Nosotros, somos sus esclavos.
Sólo los poetas
los amantes
los borrachos
pueden huir
por instantes
del Viejo... ¡Mas qué rabia impotente le da al Viejo
cuando encuentra niños brincando la rueda
y no tiene otro recurso sino desviarlos de su silla de ruedas!
Porque ellos, simplemente, lo ignoran...

PEQUEÑA CRÓNICA POLICIAL

¡Yacía en el suelo, sin vida,
Y estaba toda pintada!
Tampoco la muerte le dio
La grave belleza...
Con fría curiosidad,
Vino gente a espiarle la cara,
Las hondas marcas de la edad,
De los cansancios, de la bebida...
¡Triste mujer perdida
Que un marinero acuchillara!
Vinieron unos hombres de blanco,
Fue llevada a la morgue.
Y cuando abrían, en la mesa,
Su cuerpo sin misterio,
¡Qué linda y alegre niña
Entró corriendo del Cielo!
Allá continuó como era
Antes que el mundo le diese
El maldito sino:
Sin nada saber de la vida,
De los vicios o de los peligros,
Sin nada saber de nada...
¡Con su trenza larga,
Sus sueños de niña,
Sus zapatos antiguos!

LA CALLE

La calle es un río de pasos y de voces, 
Un río terrible que me va llevando,
Mas estoy solo, como se está en la infancia...
O cuando la muerte se viene aproximando...

En el aire, ahora, ¿qué distante aroma?
Con certeza yo sin saber pensé en ti...
Y un vuelo de golondrina en la distancia
Es mi saudade1 que yo te mando.

Mas todo, en ese tumultuoso río,
No queda nunca en el fondo del recuerdo
Como en el seno azul de una redoma...2

¡Todo se aleja en esa corriente
Donde una flor, a veces, queda presa
Y una clara sonrisa sobre las aguas danza!



Nostalgia, añoranza, pesar y melancolía que se sienten de un bien pasado o de que se está privado.
Campana de vidrio para resguardar del polvo objetos estimados.

A MANERA DE EPÍLOGO

NO QUIERO

No quiero a alguien que muera de amor por mí... Sólo preciso de alguien que viva por mí, que quiera estar junto a mí, abrazándome. No exijo que ese alguien me ame como yo lo amo, quiero apenas que me ame, no me importa con qué intensidad.

No tengo la pretensión de que todas las personas que me gustan, gusten de mí... Ni que yo muestre la falta que ellas me hacen. Lo importante para mí es saber que yo, en algún momento, fui insustituible... Y que ese momento será inolvidable... Sólo quiero que mi sentimiento sea valorizado.

Quiero siempre poder tener una sonrisa estampada en mi rostro, lo mismo cuando la situación no fuera muy alegre... Y que esa mi sonrisa consiga transmitir paz para los que estuvieran a mi alrededor. Quiero poder cerrar mis ojos e imaginar a alguien... y poder tener la absoluta certeza de que ese alguien también piensa en mí cuando cierra los ojos, que hago falta cuando no estoy cerca.

Quería tener la certeza de que a pesar de mis renuncias y locuras, alguien me valoriza por lo que soy, no por lo que tengo... Que me vea como un ser humano completo, que abusa además de los buenos sentimientos que la vida le proporciona, que dé valor a lo que realmente importa, que es mi sentimiento... Y no se divierta con él. Y que ese alguien me pesa para que yo nunca cambie, para que yo nunca crezca, para que yo sea siempre el mismo.

No quiero pelear con el mundo, mas si un día eso acontece, quiero tener fuerzas suficientes para mostrarle que el amor existe... Que él es superior al odio y al rencor, y que no existe victoria sin humildad y paz. Quiero poder acreditar que así mismo si hoy yo fracaso, mañana será otro día, y si yo no desisto de mis sueños y propósitos, tal vez obtendré éxito y seré plenamente feliz.

Que yo nunca deje que mi esperanza sea agitada por palabras pesimistas... Que la esperanza nunca me parezca un “no” que la gente insista en maquillarlo de verde y lo entienda como “sí”. Quiero poder tener la libertad de decir lo que siento a una persona, de poder decir a alguien cuanto él es especial e importante para mí, sin tener que preocuparme de terceros... Sin correr el riesgo de herir a una o más personas con ese sentimiento.

Quiero, un día, poder decir a las personas que nada fue en vano... que el amor existe, que vale la pena cultivar las amistades de las personas, que la vida es bella así, y que yo siempre dé lo mejor de mí... ¡y que valió la pena!

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