Colombia
A UN AMIGO
¡Oh noble amigo a quien la suerte fiera
persigue sin cesar, hora tras hora,
vuelve a tu patria donde ya la aurora
de libertad por el oriente impera.
Si yo las alas arrancar pudiera
al raudo viento que en el éter mora.
¡con cuánto gozo las pusiera ahora
sobre tus hombros, y volar te viera!
Torna, si a tus nativos lares,
que allá el derecho avasallando al Fuerte
alza a la Libertad himnos y altares.
El yugo del tirano en mil pedazos
el Pueblo convirtió. Tu patria al verte
ebria de amor te estrechará en sus brazos
A LA NIÑA MAGDALENA QUEVEDO
No hay ojos como los tuyos
tan bellos y fulgurantes,
de día son dos diamantes
Y de noche dos cocuyos.
Ni risa como la risa
que en tus labios juguetea,
cual gota que el sol orea
y mueve inquieta la brisa.
Ni talle como tu talle
de odalisca o circasiana;
¡es seguro que mañana
serás la reina del Valle!
Plegue al Cielo Magdalena
conservarte así tan pura,
y hermosa con la hermosura
de la cándida azucena.
Y que pueda contemplar
tu padre tierno y querido,
en las flores de su hogar
bellas reliquias sin par
del Paraíso perdido.
¡Oh noble amigo a quien la suerte fiera
persigue sin cesar, hora tras hora,
vuelve a tu patria donde ya la aurora
de libertad por el oriente impera.
Si yo las alas arrancar pudiera
al raudo viento que en el éter mora.
¡con cuánto gozo las pusiera ahora
sobre tus hombros, y volar te viera!
Torna, si a tus nativos lares,
que allá el derecho avasallando al Fuerte
alza a la Libertad himnos y altares.
El yugo del tirano en mil pedazos
el Pueblo convirtió. Tu patria al verte
ebria de amor te estrechará en sus brazos
A LA NIÑA MAGDALENA QUEVEDO
No hay ojos como los tuyos
tan bellos y fulgurantes,
de día son dos diamantes
Y de noche dos cocuyos.
Ni risa como la risa
que en tus labios juguetea,
cual gota que el sol orea
y mueve inquieta la brisa.
Ni talle como tu talle
de odalisca o circasiana;
¡es seguro que mañana
serás la reina del Valle!
Plegue al Cielo Magdalena
conservarte así tan pura,
y hermosa con la hermosura
de la cándida azucena.
Y que pueda contemplar
tu padre tierno y querido,
en las flores de su hogar
bellas reliquias sin par
del Paraíso perdido.
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