JULIO MUNIZAGA OSSANDÓN


Vicuña-Chile, 1888 - 1924

LA SENDA
 


Contemplo airado mi único destino;
yo voy trazando, sin saber, mi senda;
si tengo algún igual tal vez comprenda
la nada, en campo abierto, de un camino.

Todo lo quiero en mi vivir sin tino;
y he de escoger, en íntima contienda,
esta miseria; y no hay quien me defienda
de tan estrecho y despreciable sino.

¿De qué me sirve este vivir menguado?
Las olas al nacer, ya van muriendo;
para vivir la vida, la consumo.

Inútil tierra, de mi senda, al lado;
deseo inextinguible, no comprendo
que aun mi nada se disuelva en humo.

CAUPOLICÁN

Fue el hijo de la raza legendaria que un día
surgió bajo sus selvas de robles y de lumas,
fiera raza en que nunca se alzó una dinastía
de magnos Atahualpas ni excelsos Moctezumas.

Músculo de centauro, mirada hosca y bravía,
corriera por sus venas la sangre de los pumas,
y erguido como un Hércules salvaje, se diría
un semidiós de bronce coronado de plumas.

El encendió la guerra bajo el boscaje glauco
y acaudilló a las hordas por las selvas de Arauco
blandiendo como un cetro la formidable maza.

Y ante la tribu llena del más salvaje asombro
se irguió bajo tres soles con un árbol al hombro,
como una majestuosa síntesis de la raza.


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