MANUEL MUÑOZ JURADO

Priego de Córdoba-España, 1906-1975

LA FERIA Y EL CORTIJERO

Un cortijero muy joven
tunillo y modernizado
vino a la feria este año
quedando de ella asombrado.

Loco de contento vuelve
al cortijo emocionado
a contárselo a sus padres,
lo que había disfrutado.

¡Jozú, papa, qué bullicio!,
con to aquello funcionando:
las calles llenas de gente
con artavoces zumbando.

Unos comen papas fritas,
otros el helao chupando,
otros vendiendo corbatas
y to el mundo trajinando.

Llenito to de cachuchos
que no cabía un garbanzo;
y de turrón más que nunca
tos los puestos rebosando.

Me jarté de tejeringos
con chocolate pelando.
Me monté en los caballicos,
y me subí en el látigo.

Nunca lo hubiera yo jecho
meterme en aquel trajín;
el estógamo se puso,
inframao como un cojín.

Degorví toa la comía
con el látigo infernal;
los tejeringos llegaron
al tejao del sacristán.

Cuando ya me serené
de aquel terrible mareo
me curé con un TAN TAN
y me jui hacia el Paseo.

Allí se estaba en la gloria
con aquellos riflertores
cuajaíco de muchachas
más bonicas que las flores.

Había un jardín por dentro
con muchas flores y prantas;
en el techo farolicos
con luces verdes y brancas.

Bailaban allí toiticos
sobre una juente mu larga;
¡qué bonico estaba aquello
con los chorricos del agua!

De momento me acordé
de la estauta del Obispo[1]. 
El probe, qué malos ratos
le dan estos zeñoricos.

Este año lo han tapao
con un techo de cañizo;
con la zayuela liao,
y dos orzas de chorizo.…

Vide unos forasteros
que me dio mucha risica;
las mujeres con carzones,
y los jombres con rajica.

Las gentes visten acina
porque acina sopra el aire;
y está el mundo ajemellao,
que no lo conoce naide.

Er dinero hay que gastallo
y no ser ya tan mojino;
porque no se sabe papa,
lo que viene por camino.

Aluego me jui volando
por el Llano a ver el circo;
aquello tiene mandanga
¡jozú, papa, qué bonico!

Unas mujeres había
por lo menos veinticinco;
corrían sobre la nieve,
sin menear el jocico.

Llevaban unos carricos
ataícos a las patas
y corrían sin caerse,
que iban como las balas.

Otra mujer casi esnúa
andando por el alambre
con mu poquitilla ropa,
como si juera acostarse.

Un saltarín dando trechas
jugando con un payaso,
era reventar de risa
¿jozú, papa, qué feriazo!

Te cuento papa y no acabo
estamos perdiendo el tiempo;
encerraos en el cortijo,
con lo que hay en el pueblo.

Semos unos desgraciaos
y mus tratan como payos;
y acá teniendo jineros,
debemos e disfrutallos.

Papa, ¿no te gusta el cini,
y tomarte una Citrania
en ese bar tan bonico
que le llaman bar el Xania?

Papa, vende la yunta
la cochina y el borrico
y compra una casa en Priego,
que quiero ser zeñorico[2].

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