MIGUEL ÁNGEL CABALLERO FIGÚN

Asunción-Paraguay, 1944-2005


AL SUR...


¿Recuerdas la arena? El tiempo era cálido.

Tu cuerpo

blanquísimo buscaba mi cuerpo, Flotaba

una nube. Las
gaviotas negras pasaron de pronto. Mas,
no pude verlas.
Sentí su zumbido, un ruido de alas
perdiéndose lejos...

Miré hacia lo alto. Quise ver la nube.

Quise ver el sol.

Tus ojos oscuros me atraparon, sádicos.

De golpe tiñeron de verde sus luces.
Caminé en silencio hasta las orillas del mar infinito.
Te rocé la piel.


Muriendo las olas besaban mis pasos.

Una golondrina ciega por el sol se clavó en mi pecho.

Y estalló la sangre que empapó la arena con su roja luz.

Llegaste desnuda. Tus pechos se hundían en mi piel exhausta.

Un ceibo, muy cerca, lloraba en silencio.


Y creció la selva sobre tus arenas.

Mientras, recogías naranjas y mangos.

Atrapé tu boca bajo el firmamento, la empapé con uvas,

las de vieja edad.

Dormido tu cuerpo, devoré tu vientre.


Salté hasta la nube. Me estaba esperando.

Fría como el hielo apuntó hacia el norte, al tiempo del sol.

Y desde los cielos pude ver tu cuerpo tendido en la playa,

con tu vientre rojo por mi mordedura, con tu piel muy blanca...

Ahora estoy muy lejos. Te escribo en silencio

desde los abismos, desde las estrellas.

No me esperes nunca, faunesa terrible...


Ya te encontraré cuando vuelva al mar, sediento de perlas.


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