CATALO BOGADO BORDÓN


Villarrica-Paraguay, 1955


LOS SILENCIADOS

Un grito de espanto y dolor en la noche,
nadie,
nadie escucha nada.
En cada alma el duro otoño,
en cada oído pegadas las hojas.
Por el camino resbaladizo
se alejaron sombras armadas.

El miedo es una cortina acerada
nadie,
nadie vio nada.

La ciudad amaneció con la noticia
de la masacre
nadie, nadie
nadie dijo nada
y, un amigo de todos era el finado.
(había pedido un aumento de sueldo
para la peonada)

El árbol florece amor
es golpe del fruto.

Todos sufrieron escondidos,
con miedo
no por el vecino que va al sepulcro
sino por la amistad que los unía
temen ser delatados.
El sol duele en la frente
y de tarde la espalda,

nadie
nadie dirá ya nada.
El pan de piedra endurece en los labios,
quedan silenciados.

(De: Los hombres del sur, 1987)

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