ROGER VITRAC

Pinsac-Lot, 1899-París-Francia, 1952

I


Fibra de ébano Oh Cabellera de la plomada
rígida en el gran cielo
de la lepra y del salitre rojo
Es la gran noche de tu carne

Rayos de luz que atraviesan tu muerte Sol
y todo gira en el fondo de un vaso
Residuos resplandecientes desgarran tus uñas
y toda aparición sobre la tierra

Fuente infinita Líneas del espacio
donde los trenes se pierden en la cruz del océano
La ruta de tus senos es el dique del sueño
donde se ahogan los niños y las manos de los pájaros

Allá lejos allá lejos la pradera agitada
la hierba radiante de tus ojos
Y el inmenso paraguas de la marea
se cierra sobre la sombra que dejan tus bellos pies

Allá lejos del calvario de la gran cima
montada como un ángel que desciende
fijo como el fruto de la meta movediza
o la estatua acostada en el lecho de los amantes

Allá lejos el hueso de la mujer transparente
todo grabado con dibujos de animales
y envuelta en una gran estrella
tu gran tibia con casco de diamante

Vestido más fresco que escarapela y cerveza
el espectro de tus manos repletas está decapitado
Ese gran corazón que tenía la forma de un hombre
y aletas de torre marina

II

Carne hábil Exilio de la vida y del amor
Dos grandes esqueletos que se invitaban
y se trituraban boca contra boca
en el vapor del café y de la noche

Pero el águila de la piel tatuada desde el verano
arrugada de un anciano contagioso
se elevaba desde de la carne adorada
como el arco iris de la tierra que tiembla

Látigo arrodillado tus nervios tan tristes
tus largos dedos helados por el sueño
Tus ojos en exilio entre los bravos
desviaban las caravanas del mar

En el teatro Balcón de un muslo lleno de ansias
con el otro perdido en el decorado
y el drama de la cabeza a la deriva
en los adornos en tu sangre libre

He ahí pues ese gran campo vertical
que recibe las aguas subterráneas
y que muere si se queda sentado
o si se aparta del cielo

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