Castillo de Monac-Ales (Francia) 1861-Saint-Georges-de-Didonne, 1939
LAS PALILLAS
Desde el alba dejamos los rediles vestidos
De lienzos ondeantes y ramajes floridos
Flavia, de pies desnudos y bellos, presurosa
Regó ramas de boj, helianto y laurel rosa
Tras de tañer alegres la flauta pastoral,
Los umbrales mojamos con un agua lustral,
Y llevó luego Flavia, de bellos pies desnudos,
A abrevar los cabritos barbados, ya cornudos
Presto expondrá los viejos machos a la lumbrada
Que sube retorciéndose de la salvia inflamada
A buscar las ovejas irá por los atajos
Y a frotarles la lengua con pan untado de ajos;
Y luego que descienda la noche a la floresta,
Nos pondremos, ¡oh, Pales! Los vestidos de fiesta
Flavia me dará el vaso de color azulino,
y yo arrojaré al fuego en dos partes el vino
Y para quedar puros de manos y palabras,
No sacrificaremos ni terneras ni cabras
Y solamente, diosa, te ofrendamos, por eso,
Nueces y leche tibia, fresas del bosque y queso
Acoge nuestros sanos aunque modestos dones
Y aparta de nosotros las lúgubres visiones
Si mis cabras la hierba de una tumba han violado,
Si a sacra tierra un día dirigí mi ganado,
Si temerario o torpe mi grey he conducido
Al vergel de algún templo campestre derruido;
Si a las ninfas, acaso, asustó mi presencia,
Sé benigna y perdona ¡oh, Pales!, mi imprudencia
Aleja de nosotros las pestíferas fiebres
Y llena de corderos mis hatos y pesebres
Orée el sol benigno el agua de los prados
Y mis enormes quesos de los zarzos colgados
Haz que la lana abunde y que el sol la recoja
Más blanca que la nieve, más fresca que la hoja
Que cuando Flavia corra al mercado vecino
A venderla, se tope al joven libertino
Que, por ella es hermosa y huele a mejorana,
La requiere de amores...pero le compra lana
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