Pyrgos-Elis, 1917-Atenas-Grecia, 1981
VINO UNA LUZ
Son signos me decías, anuncios de un cambio -pero
¿qué buscaban
tantos hombres? Una multitud de rostros me atemorizaba
aquel día, me cortaba la visión.
¿Dónde mira? Alrededor alambres, por todas partes
el invierno sin corteza, sembrando
encuentros fortuitos en todos los caminos, lloviznas
heladas -tú recordabas
leños y leños en el fuego, tantos años perdidos detrás
de los tizones.
Tapiamos la ventana. ¿Quién apoya sus manos sobre el tiempo?
Vino una voz a través de las hendijas, vino una luz
No era tuya. La muerte de que hablaba ardía afuera
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