LUIS ADVIS


Iquique-Chile, 1935 - Santiago, 2004


CANTATA STA MARIA DE IQUIQUE
PREGÓN


Señoras y Señores

venimos a contar
aquello que la historia
no quiere recordar.

Pasó en el Norte Grande,
fue Iquique la ciudad.
Mil novecientos siete
marcó fatalidad.
Allí al pampino pobre
mataron por matar.

Seremos los hablantes
diremos la verdad.
Verdad que es muerte amarga
de obreros del Salar.

Recuerden nuestra historia
de duelo sin perdón.
Por más que el tiempo pase
no hay nunca que olvidar.
Ahora les pedimos
que pongan atención.

RELATO I
Si contemplan la pampa y sus rincones
verán las sequedades del silencio,
el suelo sin milagro y Oficinas vacías,
como el último desierto.

Y si observan la pampa y la imaginan
en tiempos de la Industria del Salitre
verán a la mujer y al fogón mustio,
al obrero sin cara, al niño triste.

También verán la choza mortecina,
la vela que alumbraba su carencia,
algunas calaminas por paredes
y por lecho, los sacos y la tierra.

También verán castigos humillantes,
un cepo en que fijaban al obrero
por días y por días contra el sol;
no importa si al final se iba muriendo.

La culpa del obrero, muchas veces,
era el dolor altivo que mostraba.
Rebelión impotente, ¡una insolencia!
La ley del patrón rico es ley sagrada.

También verán el pago que les daban.
Dinero no veían, sólo fichas;
una por cada día trabajado,
y aquélla era cambiada por comida.

¡Cuidado con comprar en otras partes!
De ninguna manera se podía
aunque las cosas fuesen más baratas.
Lo había prohibido la Oficina.

El poder comprador de aquella ficha
había ido bajando con el tiempo
pero el mismo jornal seguían pagando.
Ni por nada del mundo un aumento.

Si contemplan la pampa y sus rincones
verán las sequedades del silencio.
Y si observan la pampa cómo fuera
sentirán, destrozados, los lamentos.

CANCION I

El sol en desierto grande 
y la sal que nos quemaba 
el frío en las soledades 
camanchaca y noche larga.

El hambre de piedra seca 
y quejidos que escuchaban 
la vida de muerte lenta 
y la lagrima soldada.

Las casas desposeidas 
y el obrero que esperaba 
al sueño que era el olvido 
sólo espina postergaba 
el viento en la pampa inmensa 
nunca más se terminara 
dureza de sequedades 
para siempre sequedades.

Salitre lluvia bendita 
se volvía la palpada 
la pampa pan de los días 
cementerio y tierra amarga 
seguia pasando el tiempo 
y seguía historia mala 
dureza de sequedades 
para siempre sequedades.

El sol en desierto grande 
y la sal que nos quemaba 
el frío en las soledades 
camanchaca y noche larga.

El hambre de piedra seca 
y quejidos que escuchaban 
la vida de muerte lenta 
y la lagrima soldada.

RELATO II

Se había acumulado mucho daño,
mucha pobreza, muchas injusticias;
ya no podían más y las palabras
tuvieron que pedir lo que debían.

A fines de mil novecientos siete
se gestaba la huelga en San Lorenzo
y al mismo tiempo todos escuchaban
un grito que volaba en el desierto.

De una a otra Oficina, como ráfagas,
se oían las protestas del obrero.
De una a otra Oficina, los Señores,
el rostro indiferente o el desprecio.

Qué les puede importar la rebeldía
de los desposeídos, de los parias.
Ya pronto volverán arrepentidos,
el hambre los traerá, cabeza gacha.

¿Qué hacer entonces, qué, si nadie escucha?
Hermano con hermano preguntaban.
Es justo lo pedido y es tan poco
¿tendremos que perder las esperanzas?

Así, con el amor y el sufrimiento
se fueron aunando voluntades,
en un solo lugar comprenderían,
había que bajar al puerto grande.

CANCION II

Vamos mujer,
partamos a la ciudad.
Todo será distinto,
no hay que dudar.
No hay que dudar,
confía, ya vas a ver,
porque en Iquique
todos van a entender.

Toma mujer mi manta,
te abrigará.
Ponte al niñito en brazos,
no llorará.
No llorará, confía,
va a sonreír.
Le cantarás un canto,
se va a dormir.

¿Qué es lo que pasa?,
dime, no calles más.

Largo camino tienes
que recorrer
atravesando cerros,
vamos mujer.
Vamos mujer, confía,
que hay que llegar
en la ciudad
podremos ver todo el mar.

Dicen que Iquique es grande
como un Salar,
que hay muchas casas lindas,
te gustarán.
Te gustarán, confía,
como que hay Dios,
allá en el puerto todo
va a ser mejor.

¿Qué es lo que pasa?,
dime, no calles más.

Vamos mujer,
partamos a la ciudad.
Todo será distinto,
no hay que dudar.
No hay que dudar, confía,
ya, vas a ver,
porque en Iquique
todos van a entender.

RELATO III

Del quince al veintiuno,
mes de diciembre,
se hizo el largo viaje
por las pendientes.
Veintiséis mil bajaron
o tal vez más
con silencios gastados
en el Salar.
Iban bajando ansiosos,
iban llegando
los miles de la pampa,
los postergados.
No mendigaban nada,
sólo querían
respuesta a lo pedido,
respuesta limpia.

Algunos en Iquique
los comprendieron
y se unieron a ellos,
eran los Gremios.
Y solidarizaron
los carpinteros,
los de la Maestranza,
los carreteros,
los pintores y sastres,
los jornaleros,
lancheros y albañiles,
los panaderos,
gasfiteres y abastos,
los cargadores.
Gremios de apoyo justo,
de gente pobre.

Los Señores de Iquique
tenían miedo;
era mucho pedir
ver tanto obrero.
El pampino no era
hombre cabal,
podía ser ladrón
o asesinar.
Mientras tanto las casas
eran cerradas,
miraban solamente
tras las ventanas.
El Comercio cerró
también sus puertas,
había que cuidarse
de tanta bestia.
Mejor que los juntaran
en algún sitio,
si andaban por las calles
era un peligro.

INTERLUDIO CANTADO

Se han unido con nosotros
compañeros de esperanza,
y los otros, los más ricos,
no nos quieren dar la cara.

Hasta Iquique nos hemos venido,
pero Iquique nos ve como extraños.
Nos comprenden algunos amigos
y los otros nos quitan la mano.

Se han unido con nosotros
compañeros de esperanza,
y los otros, los más ricos,
no nos quieren dar la cara,
y los otros, los más ricos,
no nos quieren dar la cara.

RELATO IV

El sitio al que los llevaban
era una escuela vacía
y la escuela se llamaba
Santa María.

Dejaron a los obreros,
los dejaron con sonrisas.
Que esperaran les dijeron
sólo unos días.

Los hombres se confiaron,
no les faltaba paciencia
ya que habían esperado
la vida entera.

Siete días esperaron,
pero qué infierno se vuelven
cuando el pan se está jugando
con la muerte.

Obrero siempre es peligro.
Precaverse es necesario.
Así el Estado de Sitio
fue declarado.

El aire trajo un anuncio,
se oía tambor ausente.
Era el día veintiuno
de diciembre.

CANCION III

Soy obre'
soy obrero pampino y soy
tan revie'
tan reviejo como el que más,
y comie'
y comienza a cantar mi voz,
con temo'
con temores de algo fatal.

Lo que sien'
lo que siento en esta ocasión
lo tendré
lo tendré que comunicar,
algo tri'
algo triste va a suceder,
algo horri'
algo horrible nos pasará.

El desier'
El desierto me ha sido infiel,
sólo tie'
sólo tierra cascada y sal,
piedra ama'
piedra amarga de mi dolor,
roca tri'
roca triste de sequedad.

Ya no sie'
Ya no siento más que mudez
y agoní'
y agonías de soledad,
sólo rui'
sólo ruinas de ingratitud
y recue'
y recuerdos que hacen llorar.

Que en la vi'
Que en la vida no hay que temer
lo aprendi
lo aprendido ya con la edad,
pero aden'
pero adentro siento un clamor
y que aho'
y que ahora me hace temblar.

Es la mue'
Es la muerte que surgirá
galopa'
galopando en la oscuridad.
Por el mar
Por el mar aparecerá,
ya soy vie'
ya soy viejo y sé que vendrá.

RELATO V

Nadie diga palabra
que llegará
un noble militar,
un General.
Él sabrá cómo hablarles,
con el cuidado
que trata el caballero
a sus lacayos.
El General ya llega
con mucho boato
y muy bien precavido
con sus soldados.
Las ametralladoras
están dispuestas
y estratégicamente
rodean la escuela.

Desde un balcón les habla
con dignidad.
Esto es lo que les dice
el General
«Que no sirve de nada
tanta comedia.
Que dejen de inventar
tanta miseria.
Que no entienden deberes
son ignorantes.
Que perturban el orden,
que son maleantes.
Que están contra el país,
que son traidores.
Que roban a la patria,
que son ladrones.
Que han violado a mujeres,
que son indignos.
Que han matado a soldados,
son asesinos.
Que es mejor que se vayan
sin protestar
Que aunque pidan y pidan
nada obtendrán.
Vayan saliendo entonces
de ese lugar,
que si no acatan órdenes
lo sentirán».

Desde la escuela, «El Rucio»,
obrero ardiente,
responde sin vacilar
con voz valiente,
«Usted, señor General
no nos entiende.
Seguiremos esperando,
así nos cueste.
Ya no somos animales,
ya no rebaños,
levantaremos la mano,
el puño en alto.
Vamos a dar nuevas fuerzas
con nuestro ejemplo
Y el futuro lo sabrá,
se lo prometo.
Y si quiere amenazar
aquí estoy yo.
Dispárele a este obrero
al corazón».

El General que lo escucha
no ha vacilado,
con rabia y gesto altanero
le ha disparado,
y el primer disparo es orden
para matanza
y así comienza el infierno
con las descargas.

CANCION LETANÍA

Murieron tres mil seiscientos
uno tras otro.
Tres mil seiscientos
mataron uno tras otro.

La escuela Santa María
vio sangre obrera.
La sangre que conocía
sólo miseria.

Serían tres mil seiscientos
ensordecidos.
Y fueron tres mil seiscientos
enmudecidos.

La escuela Santa María
fue el exterminio
de vida que se moría,
sólo alarido.

Tres mil seiscientas miradas
que se apagaron.
Tres mil seiscientos obreros
asesinados.

Un niño juega en la escuela
Santa María.
Si juega a buscar tesoros
¿qué encontraría?

CANCION IV

Un niño juega en la escuela
Santa María.
Si juega a buscar tesoros
¿qué encontraría?

A los hombres de la pampa 
que quisieron protestar 
los mataron como perros 
por que había que matar.

No hay que ser pobre amigo 
es peligroso ser pobre amigo 
es peligroso 
no hay ni que hablar amigo 
es peligroso 
no hay ni que hablar amigo 
es peligroso.

Las mujeres de la pampa 
se pusieron a llorar 
y también las matarían 
porque había que matar.

No hay que ser pobre amiga 
es peligroso ser pobre amiga 
es peligroso 
no hay que llorar amiga 
es peligroso 
no hay que llorar amiga 
es peligroso.

Y a los niños de la pampa 
que miraban nada más 
también a ellos los mataron 
porque había que matar.

No hay que ser pobre hijito 
es peligroso ser pobre hijito 
no hay que nacer hijito 
es peligroso
no hay que nacer hijito 
es peligroso.

Dónde estan los asesinos 
(No hay que ser pobre amigo es peligroso)
que mataron por matar 
(No hay que ser pobre amigo es peligroso)
lo juramos por la tierra 
(No hay que ser pobre amigo es peligroso)
los tendremos que encontrar 
(No hay que ser pobre amigo es peligroso)
lo juramos por la vida 
(No hay que ser pobre amigo es peligroso)
los tendremos que encontrar 
(No hay que ser pobre amigo es peligroso)
lo juramos por la muerte 
(No hay que ser pobre amigo es peligroso)
los tendremos que encontrar.

¡Lo juramos compañeros ese día llegará!

CANCION PREGON

Señoras y señores,
aquí termina
las historia de la escuela
Santa María.
Y ahora con respeto
les pediría
que escuchen la canción
de despedida.

CANCION FINAL

Ustedes que ya escucharon 
la historia que se contó 
no sigan allí sentados 
pensando que ya pasó. 
No basta sólo el recuerdo 
el canto no bastará. 
No basta sólo el lamento, 
miremos la realidad. 

Quizás mañana o pasado 
o bien, en un tiempo más, 
a historia que han escuchado 
de nuevo sucederá. 
Es Chile un país tan largo, 
mil cosas pueden pasar 

si es que no nos preparamos 
resueltos para luchar. 
Tenemos razones puras, 
tenemos por qué pelear. 
Tenemos las manos duras 
tenemos con qué ganar. 

Unámonos como hermanos 
que nadie nos vencerá. 
Si quieren esclavizarnos, 
jamás lo podrán lograr. 
La tierra será de todos 
también será nuestro el mar. 
Justicia habrá para todos 
y habrá también libertad. 
Luchemos por los derechos 
que todos deben tener. 
Luchemos por lo que es nuestro, 
de nadie más ha de ser.

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