JEAN VIGO

París-Francia, 1905 -1934 

LA CANCIÓN DE LOS MARINEROS

No estamos en los barcos para gandulear.

No navegamos para descansar.
Pegados al timón hacemos malabares
por la sonrisa de una joven, que nos retiene y nos llama.
Y si el tiempo es duro, debemos resistir,
pues tenemos el corazón alegre por ser marineros.
Los jóvenes embarcados durante largo tiempo
tienen el cuello bronceado.
Y los ojos del color del viento,
los marineros se los robaron.
 

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