JOSEFA ACEVEDO DE GOMEZ



Bogotá-Colombia, 1803 - Pasca 1861


UNA TUMBA EN LOS ANDAQUIES

¡Su nombre y sus riquezas se acabaron!
¡Nada me resta de él sobre la tierra!
Ni la urna funeral donde se encierra
la ceniza de aquellos que finaron.
Esa arboleda, enmarañada, espesa,
que crece en la montaña silenciosa,
cubre la tumba donde en paz reposa
cubierta de hojarasca y maleza.
Su cadáver que un hijo desolado
cubrió de tierra, llanto y oraciones,
lejos de tumultuosas poblaciones
no será por los hombres profanado.
Nunca sobre el sepulcro solitario
la huella se estampó de paso humano:
jamás del hombre codiciosa mano
sembro sobre este suelo funerario.
no hay monumento ni inscripción ni losa
do se eternice vanidad mundana,
pues que la omnipotencia soberana
cubrirlo quiso de una selva umbrosa.
Tan sólo se descubre en la enramada
una cruz de madera carcomida,
y el ángel compañero de su vida
vela sobre su tumba abandonada

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