JOSÉ MIRANDA DE SARDI

Chipiona-Cádiz (España), 1899.1936



LA CRUZ EN EL PECHO


Llevar la cruz en el pecho y no llevarla en el alma

podrá ser costumbre, moda, y hasta signo de elegancia
si así lo acuerda la gente que se entrena en tales prácticas.
Pero nunca será signo de autentica fe cristiana.
Cruces, lazos, banderitas, galones, cocas, medallas,
botoncitos y entorchados, escarapelas y chapas
son pura bisutería o deleznable quincalla
conque se asoma a lo externo la gran estulticia humana.
En lo que a la cruz respecta, diremos cuatro palabras
que serán cuatro verdades, más grandes que cuatro casas.
¿Quiénes han puesto de moda las cruces? Las nobles damas
de familias distinguidas, de clases adineradas
que en los pueblos constituyen la llamada "flor y nata".
Los esposos, los hermanos y los hijos de estas damas
son los dueños de los campos, minas talleres y fábricas
donde se explota al obrero de manera despiadada.
¡A los obreros, señoras, a las tristes clases bajas
que tanto prefirió Cristo cuando por el mundo andaba
entre sucios pescadores y demás gente del hampa!
¡Ved señoras si queréis cumplir cual buenas cristianas
lo que hacer os corresponde sin salir de vuestras casas!
Coged a vuestros maridos, a vuestros hijos del alma
y enseñadles a ser buenos como Jesucristo manda.
Que no exploten al obrero, que sus riquezas compartan
con los que padecen hambre, con los que desnudos andan,
con los que mueren de frío porque carecen de casa.
Veréis como Cristo entonces, ilumina vuestras almas
con un rayito de luz de su bondad y su gracia.
Llevar la cruz en el pecho no es signo de fe cristiana.
Con cruz y todo, señoras, os consumirán las llamas
de vuestro infierno católico si además de esa quincalla
no lleváis a la otra vida algo que a muchas os falta:
¡Haber practicado el bien, como Jesucristo manda!.


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