YONATAN RATOSH

Varsovia-Polonia, 1908 - 1981

OPCIÓN


Son los resultados de nuestras obras 

los que de alguna manera nos forman, 
Nos rodean y cercan
con secretas cadenas -
nos depositan en un surco o huella, 
nos cubren
con tantas cosas
de su realidad -
hasta que imprimen su sello, 
modelando en verdad
nuestro rostro.

No hay aún quien pueda responder 
si es el carácter, el que determina
el destino del hombre,
o si es el destino, el
que determina su carácter.

Por lo tanto, sea lo que sea -
y si existen
– como en todas las rutas –
bifurcaciones,
– no todos los caminos conducen 
sólo a Roma.

En el cruce es posible,
que, quieras que no,
tomes hacia la derecha
o tomes hacia la izquierda,
o aún, trates de continuar
derecho,
seguir derecho hacia adelante.
Adelante,
si es que hay un camino derecho.
Es posible aún,
– con todas las dificultades que representa,
torcer en cualquier sendero
borroso,
que se desprende así no más de la ruta
o que sólo se demarca
– o sencillamente irse de paseo.
Escalar por ejemplo, sorpresivamente la montaña
o digamos, bajar al abismo
abierto al costado del camino.

Por último, me parece que no hay en el mundo monte
a cuya cima no ha llegado el hombre.
Ni abismo al que no haya descendido
y viva -
por qué ha de negársenos
lo que hizo
o hará el prójimo.

Por eso cada hora,
o casi toda hora
es la hora de la opción
– en el cruce del camino.
Todo cuanto haga el hombre
o deje de hacer -
aun cruzándose de brazos,
o sentándose a la vera del camino
o desviándose de él,
nos atañe.
No es necesario decir
todo lo que otro ha elegido en el 
mundo he de aceptar, 
porque me hayan lanzado a él.

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