JOSÉ MARIA LIMA

Ceiba (Puerto Rico) 1934-2009

¿Por dónde anda mi nombre?
Con sangre de palomas
apretada en el pecho
y desgarrando penas arrugadas, 
en mitad del camino
te ha sorprendido el viento

Un ruido de gendarmes

le atravesó la cara
que traía sostenida en la diestra
En medio de la noche
le ha sorprendido el tiempo
y un coro de medios-niños
le señaló la ruta
que lleva hasta el dolor
de las fieras hambrientas

¿Por dónde anda mi nombre?


Por las esquinas duras
de los jueces sin carne
y sin dolor en el cerebro
Por entre pequeños abogados
de túnica sangrienta,
por entre soldados
con la mitad del cuerpo
hecha de roca estéril
y entreabierta


¿Por dónde anda mi nombre?
Por entre las piernas rígidas
de un esqueleto musical
y la barriga sonora
de un contador público


¿Por dónde anda mi nombre?

Mi nombre anda por entre
las estepas cerebrales
de un magistrado
hecho de manteca celeste.


Mi nombre baila en la cabellera
de un ángel
hecho plomo y pólvora.



(Mi nombre se sostiene peligrosamente en
la nariz de un obispo honrado que estudia 
el movimiento de la bolsa cuando le
queda tiempo después de comer niños.)



Mi nombre tiene una arruga
en la frente
y tirita de frío
bajo la planta de un coloso indigestado.


Mi nombre tiene un ojo antiguo
que parpadea de vergüenza
frente a las nalgas
del odio empaquetado,
envuelto en papel de regalo, transparente.
Pero mi nombre es nombre
y nada más.
Se gasta.

Se va consumiendo poco a poco

en la moneda.


Mi nombre no resiste
la avalancha de sombra
que inventó el abuelo
o quién sabe si antes
cuando alguien golpeaba la piedra
y hacía los templos
que después le cayeron encima.


Mi nombre tiene la mejilla
cubierta de musgo
y una flor amarilla muy pequeña
deshechada en su pelo.
Tiene hábito de dormir
debajo del dolor congelado
que heredó de los siglos.


¿Por dónde anda mi nombre?

Muy oscuro, dormido,
enmohecido, disuelto en cigarrillos
de larga longitud,
en estandarte rígido,
en copa de árbol ciego,
en inodoros de plata centelleante.


Mi nombre dividido
se me cayó del rostro
y después de un largo
proceso de evolución
apareció redondo e inútil
en el escaparate de una tienda
adonde venden penas por docena.


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