JULIO MARURI

Santander-España, 1920

DÉJAME YA VIVIR PERDIDO

Déjame ya vivir pedido
en las nieblas que te rodean;

deja que ronde con mi sueño
prisionero de tu belleza.

Has vivido por un dichoso
jardín lejano. La tristeza

no conoció nunca tu nombre,
ni tú los cielos de otras tierras.

Caminaste por el origen,
por el fondo del agua fresca;

tu dorada piel se bañaba
en la canción antigua y nueva;

tu dora piel se teñía
de una secreta primavera,

antes que diera tristes frutos,
antes que todo se muriera.

He conocido por tu boca
nombres yertos, viejas banderas,

música fuerte de la sangre
que inútilmente se perdiera.

He conocido por tu boca
lo que nadie me descubriera:

¿cómo quieres que olvide y pase
como si nunca te creyera?

Pasamos bajo la mañana.
Vas hablándome de las cosas.

Cada rosa que tú señalas,
me recuerda todas las rosas.

Cada nube que tú contemplas,
es toda nube esbelta y sola,

y cada nombre que murmuras,
apellida las vidas todas.

Vas señalando con la mano:
("Aquí, las puertas silenciosas;

allí, los grises torreones
no nos dejaban ver las olas.")

esta mañana me parece
que soy eterno, que mis horas

han contado el tiempo de todos
y sufrido las muertes todas;

que si vives es porque vivo,
y yo vivo porque me nombras.

Nos despedimos. Ya la historia
de nuestro amor ha terminado.

Se levanta el día sangriento
y deshacemos el abrazo

Tú te vas por otros caminos
Yo quedo solo, con mi pasmo.

El mediodía no despierta
mi corazón alucinado.

Te vas y acabas. Los caminos
hace tiempo que se borraron.

Ahora es fácil la despedida.
Imagina que hubiese muerto,

dime adiós, mientras esta tarde
tiñe de fiesta tus cabellos.

Ahora te esperan otras vidas
Otra mano llama de lejos,

ofreciéndote tibios frutos,
unas flores que yo no puedo.

Ahora te llama primavera.
Suena su música de lejos.

En el silencio se distingue
la melodía de los sueños

Qué fácil es. "Adiós" -me dices.
Imaginas que hubiese muerto-

Me ves tendido y te separas.
Me olvidas en mi cementerio.)

Sobre la tierra crecen flores.
Bajo el olvido, los recuerdos.

"Adiós" -me dices. Ya te alejas.
Tienes tu mano hacia otros sueños.

Aunque me alejo, no te olvido;
porque tu muerte no quisiera.

Y olvidar y perder la vida,
árboles son de igual madera.

Quiero verte venir de lejos,
aunque acercarme a tino pueda.

Quiero que vivas y que rondes
más allá de donde yo muera.

Verte hollar como playa limpia
nuestra perdida primavera.

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