MANUEL ORTIZ GUERRERO

Villarica del Espíritu Santo-Paraguay, 1897-Asunción, 1933

DEL FUEGO ETERNO

Sobre las brasas vivas del amor, la esperanza
arden como de aceites el dolor y el placer;
así la vida inflama su l lama de luz, que danza
de júbilo ardoroso...¡El vivir es arder!

La llamarada alegre que danza, no se cansa
hasta que un día cualquiera, en que así debe ser,
las brasas se consumen y la vida se lanza,
volátil, hacia arriba...¡Morir es ascender!

Loado una y mil veces este ardor que consume
nos destila en rocío, nos libera en perfume,
juramentos y deudas de pasión hace trizas,
los problemas del oro nos resuelve en cenizas,
y nos deja a los vivos la óptima enseñanza
de arder eternamente de amor y esperanza

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