San Juan de Puerto Rico, 1861-1935
¿QUIÉN NO LLORA?
¿Quién no llora sus íntimos dolores
y su dulce ilusión desvanecida,
si al cruzar el desierto de la vida
le abandonan los sueños seductores?
¿Quién no vio marchitados sus amores
o evaporada una visión querida,
y en el alma lleva la amarga herida
que dejan los recuerdos punzadores?
Mas una luz entre las sombras veo
que surge como un sol en lontananza;
y aunque sienta en el alma el aleteo
con que al morir se agita la Esperanza,
mi corazón, a impulsos del deseo,
a la batalla del amor se lanza.
¿Quién no llora sus íntimos dolores
y su dulce ilusión desvanecida,
si al cruzar el desierto de la vida
le abandonan los sueños seductores?
¿Quién no vio marchitados sus amores
o evaporada una visión querida,
y en el alma lleva la amarga herida
que dejan los recuerdos punzadores?
Mas una luz entre las sombras veo
que surge como un sol en lontananza;
y aunque sienta en el alma el aleteo
con que al morir se agita la Esperanza,
mi corazón, a impulsos del deseo,
a la batalla del amor se lanza.
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