Tournai-Bélgica, 1891-Bruselas, 1976
MI CIUDAD
Como vos, ¡ oh Señor!, prueba y hez he bebido
y he llevado esta cruz por otros pecadores;
pero el tiempo ha llegado y los órganos cantan,
sus voces se diría que en el cielo fulguran
y al olvido el perdón de las ofensas brindan.
¿Quién tenía lejana de nosotros la música
y anudaba esta pena en nuestro corazón?
Hermanos, de la cólera el día ya ha pasado.
¡ Oh, paz!, que se repartan aUmentos y trigo.
Manos de lo invisible, alejad la discordia,
pues tiene cada uno .que Salir de sí mismo
para encontrar la vida, no aquella de la sangre
sino la de la luz, aun cálida de aurora,
y milagrosamente, en el fondo del alma,
todos los que sufrieron, la gracia cosecharon.
¡Y de su despertar nacerán los más grandes!
LA CATEDRAL HERIDA
La catedral está dormida
y sangra aún por sus vidrieras;
¿qué jinete de apocalipsis
marcó con fuego sus heridas?
¿Dónde los bellos rosetones
que despertaban con el día
en las figuras de sus pórticos
entre las santas y los santos?
¡ Oh, corazón de la ciudad,
que herido lates en mi carne
con el ritmo de las campanas!
y tú, erguido a su cabecera
— ¡ no, eso no es una leyenda! -
velas, con el puño en tu lanza,
¡oh, mi inviolado Beffroi!
XXXIX
¡ Oh humanos corazones a capricho del viento!
el misterio y la fábula es tiempo de escuchar,
los ídolos de piedra ya es hora de quebrar
y devolver al alma su inrnortal alimento.
Hombre que inventó el hombre en un jardín sangriento
con satánicas flores y maligno pomar,
tus deseos de guerra ya es hora de quemar
para encontrar la fuente del amor y el contento.
He aquí que ya el silencio ordena claridades,
el alba se ilumina de las nuevas edades
y a mis plegarias une anillo virgen de oro.
Mi mal de lo infinito en la tierra he dejado
y esperando la muerte hoy te ofrezco, Ignorado,
de este mi amargo cántico el incompleto coro.
MADRE
Para siempre dejada al marchar yo a la guerra,
oh madre, cuyo rostro se mezcla con mi llanto,
aunque tu cuerpo yace, mutilado, en la tierra,
el ritmo de tu sangre es ritmo de mi canto.
De los días dichosos conservo tus miradas
y tu oración del Ángelus, que las manos me unía;
tu sonrisa, tu gesto, tus palabras amadas,
el sueño y tu dulzura que la mañana hacía.
De renacer, la fuerza en mi seno pusiste
y en las llanuras de oro dejaste y en la herencia
ese algo de poesía donde la luz existe.
Sin embargo, una tarde si regresar debieses
por las sendas de antaño, del fondo de la ausencia,
y habiéndome encontrado no me reconocieses..
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MI CIUDAD
Como vos, ¡ oh Señor!, prueba y hez he bebido
y he llevado esta cruz por otros pecadores;
pero el tiempo ha llegado y los órganos cantan,
sus voces se diría que en el cielo fulguran
y al olvido el perdón de las ofensas brindan.
¿Quién tenía lejana de nosotros la música
y anudaba esta pena en nuestro corazón?
Hermanos, de la cólera el día ya ha pasado.
¡ Oh, paz!, que se repartan aUmentos y trigo.
Manos de lo invisible, alejad la discordia,
pues tiene cada uno .que Salir de sí mismo
para encontrar la vida, no aquella de la sangre
sino la de la luz, aun cálida de aurora,
y milagrosamente, en el fondo del alma,
todos los que sufrieron, la gracia cosecharon.
¡Y de su despertar nacerán los más grandes!
LA CATEDRAL HERIDA
La catedral está dormida
y sangra aún por sus vidrieras;
¿qué jinete de apocalipsis
marcó con fuego sus heridas?
¿Dónde los bellos rosetones
que despertaban con el día
en las figuras de sus pórticos
entre las santas y los santos?
¡ Oh, corazón de la ciudad,
que herido lates en mi carne
con el ritmo de las campanas!
y tú, erguido a su cabecera
— ¡ no, eso no es una leyenda! -
velas, con el puño en tu lanza,
¡oh, mi inviolado Beffroi!
XXXIX
¡ Oh humanos corazones a capricho del viento!
el misterio y la fábula es tiempo de escuchar,
los ídolos de piedra ya es hora de quebrar
y devolver al alma su inrnortal alimento.
Hombre que inventó el hombre en un jardín sangriento
con satánicas flores y maligno pomar,
tus deseos de guerra ya es hora de quemar
para encontrar la fuente del amor y el contento.
He aquí que ya el silencio ordena claridades,
el alba se ilumina de las nuevas edades
y a mis plegarias une anillo virgen de oro.
Mi mal de lo infinito en la tierra he dejado
y esperando la muerte hoy te ofrezco, Ignorado,
de este mi amargo cántico el incompleto coro.
MADRE
Para siempre dejada al marchar yo a la guerra,
oh madre, cuyo rostro se mezcla con mi llanto,
aunque tu cuerpo yace, mutilado, en la tierra,
el ritmo de tu sangre es ritmo de mi canto.
De los días dichosos conservo tus miradas
y tu oración del Ángelus, que las manos me unía;
tu sonrisa, tu gesto, tus palabras amadas,
el sueño y tu dulzura que la mañana hacía.
De renacer, la fuerza en mi seno pusiste
y en las llanuras de oro dejaste y en la herencia
ese algo de poesía donde la luz existe.
Sin embargo, una tarde si regresar debieses
por las sendas de antaño, del fondo de la ausencia,
y habiéndome encontrado no me reconocieses..
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Geo Libbrecht, es un poeta belga que hablaba el francés en la región de Picardía. Ha publicado en decenas de fondos de versos franceses incluidos en los diez volúmenes de libros ocultos .
Hijo del capitán Colliery Boussu , Geo Libbrecht estudió derecho en la universidad , completó la vuelta de la Gran Guerra. Luego se mudó a Brasil tala de los bosques , pero la aventura termina mal . De vuelta en Bruselas , empezó en el negocio y tuvo éxito . Se hizo rico , se convierte en un poeta a los 46 años y mecenas .
En 1963 , consternado por el hecho de que una antología de poetas Valona no reanudó persona Tournai , regresó a su tierra natal con el instinto . Escribe poesía, donde dijo Maurice Piron , "nosotros sentimos inmediatamente colusión establecida entre el dialecto y la inspiración vino de las profundidades populares. " Piron agregó que su poesía es la sensibilidad "de fondo melancólico plantea a veces un toque de erotismo" , como se puede leer en Twanète .
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