St. Paul, Minnesota-Estados Unidos, 1882-1932
EL ESCLAVO
Libertaron al esclavo, rompiendo sus cadenas...
Y quedó tan esclavo como siempre.
Estaba todavía encadenado al servilismo,
estaba todavía maniatado a la indolencia y la pereza,
estaba todavía atado por el miedo y la superstición,
la ignorancia, la suspicacia, el salvajismo...
La esclavitud no estaba en las cadenas,
sino en él mismo...
Sólo pueden libertar los hombres libres...
y esto es innecesario:
los hombres libres se libertan solos.
Traducción José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
Comentarios
Publicar un comentario