Algeciras-España, 1915 - México, México D.F. 2011
SIEMPRE TU VOZ
Siempre tu voz
Como un río de esperanzas.
Fuerte su eco
Cuando el silencio acampa.
Mástil sonoro
Cuando las gargantas callan.
Faro de luz
Cuando naufraga la alegría
En un mar de tristezas.
Sólo vientos que desgajan
Las ramas inocentes,
Que secan las flores
Y congelan el trigo.
Sólo puñados de arena
Que tapan los oídos.
Sólo el vidrio que acecha
La mano de un niño.
Sólo el muladar que espera enterrar
A la rosa más pura
Ante tu voz,
Clara, firme, encendida,
Permanecen impasibles,
Como estatuas de sal,
Mudas como piedras,
O escuchándola airados,
Sólo, sólo
Para maldecirla.
Esta voz que nos convoca
Oigo esta voz que nos convoca
Por hondos precipicios de gangrena
Mientras nadan los peces homicidas
Y la espuma se vuelve cómplice del crimen.
Sólo el viento que se bebe esa espuma,
Sólo aires que congelan los trigos,
Sólo estepas que calcinan las plantas,
Sólo nieblas que aniquilan los sueños,
Sólo tumbas que impacientes esperan
No escuchan esa voz
Que entre presagios de espanto
Insistente nos convoca.
El pulso ardiendo
(1935-1936; 1942)
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