Klagenfurt (Austria), 1926 -Roma (Italia), de 1973
HABLAR CON UN
TERCERO
(último poema antes de suicidarse)
Y he elegido a la
muerte, para todas las
confesiones ella, le he
contado, a esta muerte
disparatada, a la que no
puedo imaginar, a la que
puedo provocar rápidamente,
pero nunca imaginar, le
he contado.
La muerte, a la que le he contado
tiene la amargura de treinta
píldoras, mide una
caída por la ventana, y
le digo, al estar sola
con ella, ella tan larga
tan larga como una caída por la ventana,
ella tan corta, larga como un sueño,
hasta que le quite al sueño
la preocupaciones por
mí, le cuento a este
tercero.
Digo: hazme ver su
boca, y ese ojo
hazme ver cómo era,
dale marcha atrás,
hazme ver cómo
digo:
Otra vez, y
soy.
Traducción de Jan Pahl.
DESPEDIDA
La carne, que envejeció muy bien conmigo,
la mano rugosa, que sostuvo fresca la mía,
ha de quedarse sobre el pálido muslo,
rejuvenecerse la carne, por un instante,
para que así venga más rápido el derrumbe en ella,
rápido llegan las arrugas, casi sanas,
y todo sobre la rígida musculatura.
No ser amada. El dolor podría ser aún
mayor, Se siente muy bien, toca a la puerta.
Pero la carne, con su línea abierta en la rodilla,
las arrugadas manos, todo ello sobrevino de noche,
el curtido omóplato, donde ya no crece ningún
verde,
donde alguna vez se mantuvo oculto un rostro.
Avejentada en cien años, en un solo día,
El confiado animal fue llevado bajo latigazos
a su armonía preestablecida.
NIÑOS DE JULIO
Por nuestros propios medios nonatos,
mis niños de julio, las monstruosidades
que se mueven con el pie mutilado, no lo sabemos,
que agitan el muñón, no lo sabemos,
y la cabeza perdida.
Por nuestros propios medios,
perdiendo la cabeza,
mis queridos niños
nada les habría podido enseñar
pero bien alimentados les habría hecho
enamorarse de lo otro, del viento en el aire
Unos miles de ellos en Julio
habría sido siempre Julio
monstruos alimentados
desde mi ternura
que es lo que buscáis vosotros, espectros etéreos
Transformadores del mundo, vosotros me
lo habríais cambiado el mundo
y cambiármelo hasta la muerte por cariño
hasta la muerte para algo otro
Viento en el aire el papel jironeado
que se desgarra, antes que alguno pueda
leer lo que ha sucedido
como se os ha arrancado
de mí, se ha desgarrado el jirón de
papel que no puede sin embargo leer aun nadie.
LA NOCHE DE LOS PERDIDOS
EL FINAL DEL AMOR
Una luna, un cielo
y el mar obscuro.
Tan sólo eso, y todo obscuro.
Tan sólo eso, porque es de noche.
Y nada humano
entreteje además esa acción efectiva,
Que me reprochas también tú
y semejante amargura
No lo hagas.
Nada mejor hay que yo pudiera conocer
sino amarte, nunca
pensé,
que a través del sudor de la piel
se me haría presente
el […] mundo.
Sin título
Observad, amigos ¡acaso no lo veis!
que no lo he sobrevivido ni menos resistido, no lo
veis,
que voy hacia adentro, que
para aquél de ahí yo voy hablando por dentro, que
me repliego y desdeño
mi cabello, que embolso mis manos
retiro mi palabra, no lo veis,
observad,
que me marcho, que voy
cayendo, que me entrego,
y grito, porque los locos
buscan tanteando a sus protectores, como
yo a mi guarda.
[Sin título]
Qué difícil es perdonar,
un trabajo muy lento y muy arduo,
del que sola me he ocupado
durante ya muchos años.
El odio me ha enfermado,
me siento deformada, estos abscesos
me prohíben incluso mostrarme
junto a los hombres.
Sólo sé que yo
no puedo odiar más de este modo
ni desear tu muerte,
la cual tampoco deseo,
ni cumpliría yo por mi mano,
He aprendido que la mía
ha de amar a sus enemigos, y
esto es tan simple, pues si no cómo
podrían luego mis enemigos
hacerme más de un mal.
Si se extravía una bala,
si alguien me escupe en a cara,
como ayer, no me guardo pensamientos
contra el amor que me ha sido dado.
Tengo miedo ante el amor
que me has infundido tú,
con la intención más cruel.
Totalmente ajada de cortantes ácidos,
venenos de todo tipo, por el opio,
aturdida por completo en mi destrucción.
Puesto que ya no vivo más en ti,
y muerta me encuentro ya, donde estoy.
Lo que cuentan y persisten son las cúpulas
comen dos veces al día, satisfacen
luego sus necesidades, e
imploran por los medicamentos,
que me han de sumir en un largo sueño.
Ingeborg Bachmann fue
una poetisa y autora austríaca. Fue una de las más destacadas escritoras en
lengua alemana del siglo XX. Nació en Kagenfurt, Austria en 1926 y suicidó en Roma, en 1973, tres años después del suicidio de quien habia sido uno de sus grandes amores: Paul Celan. Se quemó viva prendiéndole fuego a su cama. Poco antes de morir escribió el poema "Hablar con un tercero" que integró a su libro "No sé de ningún mundo mejor" que publicó el sello Hiperión con traducción de Jan Pohl
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