Ciudad de Villarrica-Paraguay, 1896-Menton/Francia, 1963
NOCTURNO PARAGUAYO
Desde nuestras hamacas ligeras como velas
que el viento vesperal acuna blandamente
deslumbrados y mudos miramos largamente
nuestro sueño encenderse en la nocturna estela
Se calofría de sones la noche ensoñadora,
que la sombra concreta y el silencio agudiza;
y la dulzura ardiente del aura sutiliza
los trémulos efluvios que nuestra carne aflora.
La brisa soñolienta nos trae en vaharadas
el perfume obstinado del azahar de nieve.
Del jardín adormido sube el perfume leve
de las plantas de menta, por el sol saturadas.
Ya de la rana-buey el estribillo suena,
tal golpe de martillo resonando en la fragua
En lo alto rojea una hoguera de guadua:
así una ofrenda pura a una deidad serena.
Puntuando el silencio, un sordo galopar;
luego, fugaz relámpago, un relincho ruidoso
y la risa argentina de una moza en el pozo
como un pájaro preso que se ha echado a volar...
Capitoso deseo flota en el aire denso:
no sé qué ardor secreto discurre en nuestras venas.
El silencio impregnado de azahar y verbena
en la cómplice noche exaspera el suspenso.
Y de pronto un peón con su triste guitarra
preludia... y su miseria ignora, desdeñoso.
... Dispuestos al hechizo, al choque prodigioso
eléctrico placer nuestros nervios desgarra.
Estancia de Caraguatay, Paraguay, 1922
Comentarios
Publicar un comentario