Maracaibo-Edo. Zulia, 1898-Caracas - Venezuela, 1972
TODAVÍA
De nuestro amor, que se esfumó en la nada,
queda un florecimiento de sonrojos,
un rastro mustio de claveles rojos
y la ceniza de una llamarada.
De nuestro amor, sonido y campanada
en la torre ideal de mis despojos,
queda el hechizo blondo de tus ojos
mirando mi caricia mutilada.
De nuestro amor, que se murió en la sombra
queda un deslumbramiento que te nombra
y una línea fatal que te dibuja.
Surges de entre lo azul de mi destino,
como surge en el vértice del vino
el ensueño fugaz de la burbuja...
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