ROGER GILBERT-LECOMTE


Reims-Francia, 1907- 1943


EL GRANDE Y EL PEQUEÑO GUIÑOL

Estábamos en la hulla y tú hablabas de muerte
Los destinos pasaban rojos aullando
Los corderos del mar se suicidaban
Golpeando con el cráneo las rocas de la orilla

Estábamos en el mar y tú hablabas de brumas
A las burbujas del mar imbebible
Los peces del cielo pasaban a lo lejos
Estábamos presos por la arena y los pulpos

Estábamos en la negrura y tú hablabas de esperanza
La hora pasó ya no es hora
El cielo volcado como un tazón se vacía
En el hueco de la negrura

Estábamos en las piedras y tú hablabas aún
De la sangre que hace daño y de las lágrimas
Estábamos ya en las entrañas de la profundidad
Estábamos en las espadas

Estábamos en el fuego tú hablabas del suicidio
Universal

LA VIDA ENMASCARADA

Gran estatua de mujer de cera pálida y pesada
La estatua que da vueltas con lentitud siempre espantosa
Trompo girando en el aceite de dormir
Faro de ojos cerrados cuya faz de eclipses
Sólo proyecta los rayos paralíticos del espanto

Gran prisión de cera en forma de mujer
Que encierra murado en el hueco de su molde
Un cadáver viviente de mujer
Comiéndose por dentro su figura de estatua

En cada vuelta de lentitud espantosa
El cadáver viviente de mujer encerrada
Lanza un único grito inmenso y silencioso
Que hace temblar la cera imperceptiblemente

Para el espectador hechizado
En la primera vuelta se presenta la faz
Enmascarada por una nube roja y que se estira
Como el pulpo de la sangre en el fondo de los mares

En la segunda vuelta aparece la faz negra y cerrada
Cual máscara de hollín hecha de polvo y grasa

En la tercera vuelta con lentitud espantosa
La faz muestra sus dientes

El espectador se duerme
Se despierta encerrado entre muros
En el vientre viviente del cadáver moldeado de cera
En un mundo que gira con lentitud espantosa
Lleno de sierras y de ratas

DUELO DE AZUR

Cual corazón que gotea
Lentas lágrimas pálidas

Bajo esa máscara de perlas
Ahoga un gran grito rojo

Estrangula al aullante
Ciclón en remolinos de la sangre

El pájaro púrpura abatido
Del árbol de la vida

Los pulpos del vértigo
Con todos sus brazos lo estrechan

Una agonía presa
De besos de ventosas

Palpita y se estremece
Con apagadas plumas

En su última sacudida
Agita un ala rota

Denunciando la presencia
Inmóvil de las puertas

http://plagio.cl/home/index.php?option=com_content&task=view&id=57 Ver más


Comentarios