MARIO BRAVO

La Cocha, Tucumán- Argentina, 1882 - Buenos Aires, 1944

CANCIÓN DE LAS COSAS TRISTES


Regresar por ejemplo, de un prolongado viaje
con ilusión de abrazos, y encontrar el camino
desierto, la arboleda marchita, las ventanas
oscuras, y dos ojos dolientes y sombríos
diciéndonos que alguien, de nuestra propia casa,
para no volver nunca, jamás, jamás, se ha ido!

O mirar en el patio de atrás colindante
como juegan sus juegos esos tres huerfanitos,
como ríen joviales, los pobres, los ingenuos!...
ellos no saben nada, ni nada han presentido.
Y cuando sean grandes, les hablará la ausente
de una honda tragedia del tiempo en que eran niños...

Preguntar por la joven que siempre, cada tarde,
en el balcón bordaba su bastidor blanquísimo.
Saludaba riendo a los chicos del barrio.
saludaba riendo a todos los vecinos.
En este último otoño entró el frío en la casa:
Tos, fiebre, medicinas... ¡Y nunca más la vimos!

EL CEDRO 


Yo, con mis propios brazos, cavé el pozo,
Yo, con mis propias manos, planté el cedro.
Y pasarán los años y los años.
Siempre tendrá la planta gajos nuevos.
Y pasarán los años y los años
Y el cedro sin cesar irá creciendo.
Y pasarán los años y los años.
Y el cedro estará aún joven y yo viejo.
Y en la paz del hogar, si lo consigo,
al familiar amparo del alero,
en mi chochez ingenua de hombre anciano,
contaré sin reposo el mismo cuento.
“Yo, con mis propios brazos, cavé el pozo…”
“Yo con mis propias manos planté el cedro”.
Y pasarán los años y los años.
Y “alguien” quizá repita en su recuerdo:
“Él, con sus propios brazos, cavó el pozo…”
“El, con sus propias manos, plantó el cedro.”

Comentarios

  1. Hermosos trabajos éstos de Mario Bravo, que se fue siendo tan joven todavía.

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