JOSÉ RODRIGUEZ ITOIZ

Argentina 

RIACHUELO
 

Al río de overol oleaginoso
vuelvo a buscar el corazón amigo
porque en su orilla vagabundo sigo
macerando el espejo luminoso
Aquí soñó mi mente sin reposo
con un país en plenitud de trigo.
Porque el odio del ojo era testigo
de un habitado mundo tenebroso.
Aquí mordí mi infancia como piedra,
y me trepó la angustia con su hiedra
hasta el naufragio de la triste mano.
Pero regreso con mi barco breve.
Niño inmortal, el corazón se atreve,
y viaja como un fruto hacia el verano.

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