JUAN CRISTÓBAL NÁPOLES FAJARDO (EL CUCALAMBÉ)

Las Tunas, 1829-Santiago de Cuba, 1861?

MI HOGAR


A la orilla de un palmar
Que baña el fértil Cornito
A la sombra de un caimito
Tengo mi rústico hogar.
Esbelto como un pilar
Domina montes y llanos
El viento arrulla los guanos
De su bien hecha cobija,
Y esta habitación es hija
De mi ingenio y de mis manos.

Cuando la tormenta ruge
Cuando llueve y cuando truena,
Ella resiste serena
Del huracán el empuje.
Es su cumbrera de ocuje,
Sus llaves son de baría,
Sus viguetas de jatía
Y de guamá sus horcones:
Hay pocas habitaciones
Tan firmes como la mía.

-Con aites cerqué el redondo
Y no pequeño batey,
Donde un frondoso mamey
Florece y pare en el fondo.
En este asilo me escondo
Con mi madre y mis hermanos;
Siembro alegre con mis manos,
La feraz tierra que abono,
Amo a mi esposa y entono
Mis pobres “cantos cubanos”.

Desde rocas y lagunas,
Desde montes y sabanas,
Oigo vibrar las campanas
De la iglesia de Las Tunas.
Sin pesadumbres algunas,
Cuando acabo mi fajina,
Mi habitación peregrina
Bendigo una vez y dos,
Porque en ella canto a Dios,
A Cuba y a mi Rufina.

Bajo este pajizo techo,
Sobre este suelo precioso,
En mis horas de reposo,
Cuando alegre y satisfecho
Germinar siento en mi pecho
La dicha y la bienandanza,
Oigo el silbido que lanza
En el monte la cucuba
Y el porvenir de mi Cuba
Contemplo allá en lontananza.

Este es mi hogar, en él vivo, 
En él los minutos cuento
Sin que turbe mi contento
Ningún recuerdo aflictivo.
Tiene tan dulce atractivo
Este asilo para mí,
Que existo dichoso aquí
Cual vive el pez en el agua,
Como vive la tatagua
En la flor del serení.

Este es mi hogar, y auque en él
No hay relucientes tesoros,
De plumas de tocororos
Tengo en la puerta un dosel;
No luce aquí el oropel.
No brillan aquí diamantes,
Pero hay en sus habitantes
Hijos de raza cubana,
Paz, contento y fe cristiana
Y amor a los semejantes.

Aquí hay asientos de yaba,
Tinajas de guayacán,
Piñas, cocos, mechuacán
Y conservas de guayaba.
En ningún tiempo se acaba
La miel en mi colmenar,
Y para el gozo aumentar
En este pobre bohío,
Tiene rumores el río
Y murmullos el palmar.

Aquí al lado de mi esposa,
Junto a mi madre adorada,
Recuerdo la edad pasada
De mi patria esplendorosa.
Cuando arrulla la tojosa
En las ramas del jagüey,
Cuando el esbelto mamey
La blanca luna ilumina,
Le refiero a mi Rufina
Las glorias del siboney.

Aquí en sublime quietud,
Me halaga un hado propicio,
Detesto, aborrezco el vicio
E idolatro la virtud.
Alegre mi juventud
Paso sin penas ni daños,
Nunca temores extraños
Abaten mi pobre mente,
Y al cielo elevo mi frente
En lo mejor de mis años.

Amo a mi hogar, no me arredro
Amo a mi rústica joya,
Como adora la bayoya
La hueca raíz del cedro.
En él trabajo, en él medro,
En él cantando suspiro,
Y cuando del sol admiro
Los moribundos reflejos,
Me gozo oyendo a lo lejos
Las canciones del guajiro.

¡Oh mi hogar! Yo te saludo
Yo te ensalzo y te bendigo,
Porque en ti seguro abrigo
Hallar mi familia pudo.
Ojalá el destino crudo
Me niegue golpes impíos,
Y goce yo entre los míos
De vida apacible y larga,
Sin beber el “agua amarga
De los extranjeros ríos”.

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