ROSARIO ORREGO DE URIBE

Copiapó-Chile, 1930-Iquique, 1879


ASÍ QUIERO MORIR 

¡Quién pudiera morir como esa nube
que miro evaporarse suavemente!
Blanca y aérea al firmamento sube
en las ligeras alas del ambiente.

¡Quién pudiera morir como esa estrella,
eclipsarse no más unos momentos,
y volver a brilla, feliz como ella,
en otros azulados firmamentos!

¡Quién pudiera ser rayo de la aurora
y, al declinar la tarde, confundirse
en medio del crepúsculo que dora
la moribunda luz al despedirse!

¡Quién pudiera ser flor y al marchitarse,
el cálice doblar sin agonía,
y aún pálida e inerte al deshojarse
derramar en las auras la ambrosía!

Más yo no soy ni flor, ni nube errante,
ni un astro de esos mundos destellados…
¡Yo tengo un corazón, un alma amante,
que han de ser a pedazos arrancados!

Por eso quiero ser átomo leve,
aliento perfumado de la brisa,
para burlar el sufrimiento aleve
y morir exhalando una sonrisa.

Que en tu seno no más, Naturaleza,
la muerte es un desmayo voluptuoso,
un cambio de expresión y de belleza;
y nada se hunde en eternal reposo.

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