RICARDO ROJAS

San Miguel de Tucumán-Argentina, 1882 –Buenos Aires, 1957


RAPSODIA DEL QUEBRACHO VOLTEADO


A la orilla del camino

levantándose corpulento,

el tronco alto, duro,

de follaje fresco.

—¡Lindo quebracho!
Decían al verlo,
descansando a su sombra
los que iban al pueblo.

No pudieron voltearlo
ni el sacudón del furibundo viento
ni aquel inicuo rayo
que le partió una vez el pecho.

Pero un día llegaron al pago
unos forasteros
que con aviesas máquinas
al quebracho vencieron.

Por el pie lo aserraron
en inverso degüello,
y pareció venirse abajo
una columna del tiempo.

Los pájaros volaron
espantados al cielo...
y los criollos sollozaban
como ante un abuelo muerto.

En el rugoso tronco le encontraron
suave, una flor del aire, y en el hueco
que le abriera aquel rayo,
un gran panal de miel, dulce y secreto.

¡Lindo quebracho! Semejaba
carne de toro el pecho,
y había miel y flores en su entraña
como en el corazón de un hombre bueno.

¡Oh, lección misteriosa,
la de este cuento,
la aprendí en mi terruño,
libro de Dios, abierto.

De Ricardo Rojas (1882-1957), La Victoria del hombre y otros cantos, Buenos Aires, Editorial Losada, 1951, p. 368-369

ROMANCE DE AUSENCIA

Arbolitos de mi tierra
crespos de vainas doradas
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia.
He visto árboles gloriosos
en otras tierras lejanas
pero ninguno tan bello
como esos de mi montaña.
Cantando, fui peregrino
por exóticas comarcas
y ni en los pinos de Roma
ni en las encinas de Francia
hallé ese dulce misterio
que sazona la nostalgia.
Algarrobal de mi tierra
crespo de vainas doradas
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia.
Mítica unción del recuerdo
que me estremeces el alma
trayéndome desde lejos
como en sutil brisa alada
un arrullar de palomas
cuando el crepúsculo avanza
Un aromar de poleos
cuando el viento se levanta
y en el silencio nocturno
un triste son de vidalas.
Ay cuando volveré a verte
rústico hogar de mi patria.
Ser quiero yo tu hijo pródigo
que torna a la vieja estancia
por merendar las colmenas
en tu quebracho enjambradas.
Ya en los naranjos del mundo
probé las heces amargas
Ya en la orgullosa melena
me van pintando las canas
Arbolitos de mi tierra
crespos de vainas doradas
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia.

http://unosyotros.blogspot.com/2008/09/romance-de-ausencia-de-ricardo-rojas.html


Ricardo Rojas  fue un periodista y escritor argentino. Provenía de una de las familias más influyentes de Santiago del Estero; su padre fue gobernador de la provincia. Pasó su infancia en Antajé, una pequeña localidad de Santiago del Estero y luego se trasladó a Buenos Aires, en donde prosiguió su formación académica. Llegó a ser rector de la Universidad de Buenos Aires entre 1926 y 1930. Desde este año militó en la Unión Cívica Radical, lo que le valió la cárcel; fue desterrado a la Isla Grande de Tierra del Fuego, en el Penal de Ushuaia, donde escribió su obra Archipiélago, que trata sobre la historia de los yaganes y losonas, su religión y el pensamiento de Darwin hacia ellos.
Escribió poesía de corte neorromántico y tradicional y obras de teatro basadas en temáticas incas. Destacó, sin embargo, en sus obras eruditas o ensayísticas, la más importante de las cuales es su monumental Historia de la literatura argentina en ocho volúmenes. Se le deben, también, libros de indagación histórica, crónicas de viajes y biografías. Murió en Buenos Aires en 1957.
Rector de la Universidad de Buenos Aires durante el segundo mandato de Hipólito Yrigoyen. Sus escritos fueron elogiados por Miguel de UnamunoLeopoldo LugonesManuel GálvezArturo Jauretche y muchos otros.
Una de sus obras más ambiciosas fue La restauración nacionalista, de 1909. Su obra El santo de la espada, sobre la vida de José de San Martín, fue llevada al cine en 1970 por Leopoldo Torre Nilsson.
Hay una calle en Córdoba, Argentina que lleva su nombre, asi tambien en Victoria, San Fernando, Provincia de Bs As.

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