JUAN LAURENTINO ORTIZ


                        "Dios se desnuda en la lluvia como una caricia innumerable".
Juan Laurentino Ortiz
Puerto Ruiz-Entre Ríos, (Argentina) 1896 - Gualeguay , 1978

LOS LADRONES DEL SOL

los ladrones del sol
huyen por los campos
se llevan el sol
envuelto en los capuchones
de la muerte
el cielo debe tener las orejas tapadas
no oye los gritos
que se desgajan de los camiones celulares
de los campos de batalla
de las celdas del hambre

ahora todo es gris

las calles son una larga carrera hacia la muerte
en el perfil de machetes y sables
la vida se transforma en un último grito
en una larga mano que araña la boca del cielo
para anotar nombres de sangre
en las puertas del universo
estudiantes!

los ladrones del sol
han huido por los agujeros de los techos
la ciudad bosteza humo de adormidera
se come el clandestino sueño
de los hombre
acaso los árboles deberían ponerse
saco y corbata de luto
-han muerto los pájaros-
el silencio construye casas
con pedacitos de plumas
techo de papel
piso de barro
los ladrones del sol
han dado muerte a los pájaros
haremos un entierro mudo.

Poema de su libro “El agua y la noche”

A LA ORILLA DEL RÍO

A la orilla del río
un niño solo
con su perro.
A la orilla del río
dos soledades
tímidas
que se abrazan.

¿Qué mar oscuro,
qué mar oscuro,
los rodea,
cuando el agua es de cielo
que llega danzando
hasta las gramillas?
A la orilla del río
dos vidas solas
que se abrazan.
Solos, solos, quedaron
cerca del rancho.
La madre fue por algo.
El mundo era una crecida
nocturna.
¿Por qué el hambre y las piedras
y las palabras duras?
Y había enredaderas
que se miraban,
y sombras de sauces,
que se iban,
y ramas que quedaban…

Solos de pronto, solos,
ante la extraña noche
que subía y los rodeaba:
del vago, del profundo
terror igual,
surgió el desesperado
anhelo de un calor
que los flotara.

A la orilla del río
dos soledades puras
confundidas
sobre una isla efímera
de amor desesperado.

El animal temblaba.
¿De qué alegría
temblaba?
El niño casi lloraba.
¿De qué alegría
casi lloraba?

A la orilla del río
un niño solo
con su perro.

ELLA

Ella estaba enamorada de sí misma…
Oh, los espejos...

Oh, la embriaguez de plata
de ella
en el aire de los zarcillos…

Luego fue de los velos…
Las nubes del otoño
sólo,
sólo, ay, para una novia...
Los velos...

Y fue más tarde de las hojas...
pero de las hojas como joyas
del viento...
Las hojas...

Y con el tiempo fue del río…
mas lo mismo que un ala,
a veces invisible,
sí....
o una ramilla, al ras, midiendo
la danza...
Un ala y una ramilla
únicamente… ay,
del río…
El río…

Después, después, las cosas
con su perfume
séptimo…
Y ella, las cosas mismas
buscándose,
para la comunión?,
para la adoración?

Y ella, las almas mismas
también,
buscándose las manos
en los laberintos,
tras de todas las rejas,
a través de todos los órdenes.. .
a través de todos
los mundos...

Las cosas y las almas...
Y al fin, ay, al fin.. .
el grito hacia el mar
o la noche...
El grito de la niña,
o de algo
que ya no se veía,
sobre el último
hilo…
En la ribera, es cierto,
sólo un hilo
llamando?
La pregunta a las estrellas
perdida, es cierto,
en el jamás?

Pero por qué, por qué,
a la vez,
menos que una vibración,
menos,
ella,
en la corriente de las profundidades
hacia la edad
verde…
sube, sube de repente, sube...
sin nombre,
desde todas las presiones?

Y por qué, por qué,
de repente en la luz,
quemada por un ángel,
por qué
sale de la luz, ella, corriendo...
corriendo
a los caminos de la sed,
con el vaso de agua en las manos
y descalza,
por qué?...

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http://sadeentrerios.blogspot.com/2010/02/poetas-entrerianos.html


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