LIONEL RAY

Mantes-la-Ville, Francia, 1935

EL RÍO



Primero el río asombra: como al salir de la noche

el día sin plumas con cortesías de pájaro.
Luego va, navega. Y manso con un cauce extremo
prolongado infinitamente más profundo que el tiempo verdadero
vuelve la espalda al viento penetra en las tierras
ancestrales y se acrecienta y se abre revuelto
por debajo pudriéndose exhalando un aliento
oscuro. ¿Cree en dioses? Si se estremece ¿sería
por temor o por estar solo aunque innumerable? Él
me atraviesa inscribe en mí su rúbrica absorta.
De repente soy el río en sus abismos y la corriente
palabras, el horizonte como un punto suspendido,
inhalando el azul la confusión de las lenguas la arena
la sal, y sin voz susurrando con todas las voces.

Comentarios