JULES SUPERVIELLE

Montevideo-Uruguay, 1884-París-Francia, 1960

EL MAR CERCANO

El mar no está nunca lejos de mí,
Y siempre familiar, se alarga,
Hasta el fondo de los más sombríos bosques
A dos pasos él dice me aguarda.
Hasta en un circo de montañas
Y todo se hunde en las tierras,
Yo retorno y es el mar,
Todas sus olas lo acompañan,
Y su fidelidad de perro
Y su altura de soberano,
Sus dones de vida y de asesino,
Enorme y me toca apenas,
Siempre en su tamaño físico,
Y su murmullo sin un agujero,
Agua, sal, dan la réplica,
Y esto que se agita allá debajo.
Así hasta lejos de él mismo,
Él está allí porque yo le amo,
Él es dulce como un pozo,
Él me muestra sus pequeños,
Los oleajes, las olas, las brumas
Y los peces de plata o pardos,
Inmenso, él es a la medida
De eso que hace peor o calma.
Su hocico, sus miles de hocicos
Son líquidos o hicieron bellezas,
Su superficie se divierte y babea
Mas, hace de ella misma belleza,
¡Como sus profundidades son graves!

(De Olvidadiza memoria).


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