Nimes, Francia 1796- 1864
EL ÁNGEL Y EL NIÑO
Un ángel sobre una cuna
Inclinándose risueño.
Mirar parece su imagen
Como un límpido arroyuelo.
“Niño, que a mí te semejas,
Murmura con blando acento.
Ven y seremos felices,
No es digno de ti este suelo.
“No hay en él goce cumplido,
Ni placer sin sufrimiento;
Tiene el júbilo tristezas;
Va el suspiro tras el beso.
Turba el temor los festines;
Si un día brilla sereno.
Su serenidad no afirma
Para mañana el buen tiempo.
“¿Por qué han de nublar tu frente
Tan pura, dudas y anhelos?
¿Por qué ha de empañar el llanto
Tus ojos de azul de cielo?
“Ven, y al celestial espacio
Los dos nos remontaremos;
Dios te perdona los días
Del vivir pesado y tétrico.
“Cuando tu hogar abandones,
Nadie en él vista de negro,
Saluden tu hora postrera
Como tu primer momento.
“Nada en tu feliz partida
Recuerde tumbas ni féretros;
Para una vida inocente
Lo más hermoso es su término.”
El ángel las blancas alas
Abre, levantando el vuelo;
A las alturas se encumbra...
¡Pobre madre! ;Tu hijo ha muerto!
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