MARIO CARREÑO

La Habana-Cuba, 1914-Santiago de Chile-Chile, 1999

FIN DE CAÍDA

Si un hombre cae de un avión en mitad de la noche
sólo Dios puede recogerlo.
Dios se le aparece en el cielo nocturno,
lo toca y disuelve sus penurias,

Dios no reclama su sangre
pues el hombre no es el alma.
Dios no acaricia sus miembros
pues el hombre no es la carne.
Dios desciende sobre él, alza su rostro y lo contempla.
A los ojos de Dios, el hombre es un niño pequeño
que con dificultad se alza en cuatro patas, quiere andar;
que se siente alado y quiere volar.
El hombre está aún confundido, no sabe
que flotar es más grato que arrastrarse.
Dios quiere acariciarle la cabeza
pero se detiene,
no desea intimidarlo
con señales de amor.
Si un hombre cae de un avión en mitad de la noche
solamente Dios conoce cuál es el fin de la caída.

Comentarios