RODULFO FIGUEROA GUILLÉN

Esquinca-México, 1866-Finca Sto.Domingo, Chiapas, 1899

ADIÓS

¡Se fue el vapor!...en sin igual batalla
la hélice entró con las hirvientes olas;
y te llevó gloriosa y en la playa
me dejó con mis lágrimas a solas

Se fue el vapor, y mi letal tristeza
al despedirse, la insultó violento,
arrojando a la orilla con fiereza
las bocanadas de su negro aliento

Y al celebrar la máquina potente
esa victoria con triunfal rugido
otro grito de amor, triste y doliente
se alzó del fondo de mi pecho herido

¿Lo escuchaste? Tal vez!...sobre cubierta
un blanco lienzo desplegó la brisa,
y distinguí su agitación incierta
como el ala de un ave que agoniza

Después la barca su caudal de espuma
trazó en aquella inmensidad ignota,
y semejó al perderse entre la bruma
la silueta gentil de una gaviota

¡Oh! tú no sabes lo que entonces lleva
cuando así nos agobian los pesares,
una columna de humo que se eleva
en el confín remoto de los mares

Aquellas espirales para el cielo
llevaron mi esperanza y mi alegría,
pues para siempre entre su espeso velo
te envolvieron tal vez, amada mía

¡Adiós!...que nunca nuestro amor se vaya
como esa nubes que tu barco arroja,
y que sepas guardar lo que en la playa
me dijiste, temblando de congoja

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