Argentina, 1943
LA DESPEDIDA
Dios es testigo. A mi más me valdría
cerrar los ojos y quedarme mudo.
No diré adiós. Quizá, por lo que pudo
haber sido y no fue,mejor sería
Poner punto final, cerrar el día.
Cerrarlo y olvidar. ¡Arbol desnudo
donde creció el amor!, ya no lo dudo,
diré: “árbol final de mi alegría”.
¡Vivir sin recordar!... Y yo quisiera
decir: sólo hay caminos de regreso,
caminos sin la eterna despedida.
Dios es testigo. Al fin, la verdadera
palabra se ha quedado en aquel beso.
No diré adiós. Diré: nada se olvida.
"Los poemas de amor más bellos del mundo"
Atlántico Sur Editor
Comentarios
Publicar un comentario